“Me fue tan mal en Cálculo que perdí la beca”
David Cruz es el reflejo
de muchos ‘pilos’ que no rindieron en su universidad. En su caso, perdió la beca por no aprobar dos materias. Una historia que más allá de las calificaciones, muestra los problemas educativos que el país aún no resuelve.
“Me reventé”. Así describe David Cruz su paso por la universidad. Tenía 15 años cuando creía que estudiar Finanzas y Contaduría en la Universidad Icesi de Cali, gracias a Ser Pilo Paga, era como ganarse la lotería. Hoy, a sus 19 años, asegura que fue la peor pesadilla. Terminó siendo un desertor por ingresar a un programa que no lo apasionaba y con una deuda de 38 millones de pesos.
Todo empezó bien. Su mamá estaba orgullosa. Como cualquier madre, le dijo que estudiara lo que realmente le apasionara. Pero también le advirtió que tuviera en cuenta su situación –David y su madre viven en el distrito de Aguablanca, en Cali, y solo él responde por el hogar–. Por esa misma circunstancia, sus profesores lo aconsejaron para que ingresara a una carrera con la que, durante su vida laboral, obtuviera buenos ingresos.
Entre la presión de elegir una carrera “rentable” y estudiar Música, su verdadera pasión, se decidió por Finanzas y Contaduría. “En el primer semestre obtuve muy buenas calificaciones, pero no me sentía cómodo entre mis compañeros, siempre buscaba a los de Artes o a los de Música”, cuenta.
Las malas noticias llegaron cuando estaba en segundo semestre. A pesar del esfuerzo de su docente para que ganara los parciales, David perdió Álgebra. Luego, en el tercero y cuarto semestre, perdió Cálculo, una de las materias base de su carrera. “Aunque algunos de mis profesores me ayudaron a mejorar y la universidad me ofrecía tutorías y apoyo psicológico, no logré un buen promedio en el cuarto semestre. Por esa razón, la universidad podía expulsarme por bajo rendimiento académico”, dice David.
Una de las causas por la que cree que no logró mejorar su promedio está relacionada con la formación que recibió en su colegio, especialmente en Matemáticas. “Para nadie es un secreto que la educación que se ofrece en el distrito de Aguablanca no es la mejor. Por eso, mis conocimientos en Álgebra y Cálculo no fueron suficientes en la universidad”.
Pero no fue solo eso. Cuando David estaba lidiando con sus malas calificaciones, su madre sufría por la difícil situación económica en la que se encontraban. “Para ayudarle a mi mamá entré a trabajar, pero como tenía que estudiar mucho para mejorar mi promedio, no pude con las dos cosas al tiempo”, cuenta.
Su caso es el reflejo de muchos estudiantes que no tuvieron orientación vocacional en sus colegios y terminaron escogiendo carreras al azar. También muestra la precaria formación que recibieron en sus colegios públicos, lo cual llevó a que muchos no rindieran académicamente y desertaran. Y quizá la realidad más cruda es que, a pesar de tener todas las intenciones de ser profesionales, su contexto cultural, social y económico les frenó los sueños.
A pesar de que la Universidad Icesi le dio la oportunidad de regresar y
“Para nadie es un secreto que la educación que se ofrece en el distrito de Aguablanca no es la mejor”.
continuar con su carrera, sin importar su bajo promedio, David no aceptó. “Mi prioridad en este momento es cuidar de mi madre y tener un trabajo para ayudarle”. Además, asegura que solo quiere ahorrar para pagar la deuda con la que quedó por ser uno de los desertores. Una vez termine de pagar los más de 38 millones de pesos que debe, dice que volverá a la universidad. “Pero esta vez estudiaré lo que siempre quise: Música”.