¿De qué se enferman los profesores?
Las situaciones a las que se ven expuestos y la carga laboral afectan cada vez más a los docentes del país.
Muchos de los maestros colombianos sufren depresión, ansiedad y otros problemas de salud mental. El asunto preocupa tanto que la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) presentó recientemente al Gobierno un pliego de peticiones para ratificar las seis horas de permanencia en los establecimientos educativos.
De igual manera, Fecode pidió la “revisión, adecuación y modificación del manual de funciones de docentes, maestros orientadores y directivos, en correspondencia con las funciones propias del cargo, eliminando la sobrecarga laboral y la dispersión de funciones”.
Además, los profesores vienen solicitando al Gobierno modificar el Decreto 1655 de 2015 en lo que respecta a la Tabla de Enfermedades Laborales y al Manual de Calificación de Pérdida de Capacidad Laboral. En el acuerdo de 2017, el Gobierno nacional se comprometió por escrito a expedir, en un término máximo de tres meses, ese nuevo decreto, pero nunca lo hizo. En tal sentido, piden dicho cambio y que elaboren un índice de morbilidad de los maestros que contemple los riesgos laborales que los afectan.
Según Martha Alfonso, vicepresidenta de Fecode, “Hay un alto nivel de estrés y un marcado nivel de enfermedades de origen mental”. Afirma que los profesores presentan síntomas de depresión y sufren enfermedades relacionadas con el cansancio físico, así como fibromialgia y estados de ansiedad y pánico.
Explica que tanto los maestros que manejan niños como los que trabajan con adolescentes se ven afectados. “Los que tratan con pequeños de preescolar y primaria se desgastan, en gran medida, por la actividad propia de su cargo y la sobrecarga que conlleva. Los que tienen que ver con adolescentes no solo ponen en juego su conocimiento, sino que también deben construir relaciones, empatías y afectos, con todo lo que esto implica. A veces, por ejemplo, hay rupturas emocionales y varios cambios que significan un desgaste mayor para el docente”.
Según Alfonso, además de las enfermedades mentales, los maestros también sufren patologías relacionadas con la voz (faringitis, laringitis y alergias, entre otros), el colon, las articulaciones y el sistema circulatorio, principalmente. Esto sin contar con las virosis que se presentan en las instituciones educativas por la cantidad de gente que se concentra allí.
Dos investigadoras de la Universidad Nacional realizaron hace unos años el estudio ‘Salud y trabajo de docentes de instituciones educativas distritales de la localidad uno de Bogotá’. Según ese trabajo, algunos análisis internacionales muestran que, en efecto, los maestros sufren el desgaste de la salud mental, así como diferentes situaciones que pueden generar problemas vocales y osteomusculares, entre otros.
La investigación señala que la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (Orealc) y la Unesco desarrollaron en 2005 una investigación sobre condiciones de trabajo y salud docente en Chile, Argentina, Ecuador, Perú, Uruguay y México. Entre las causas de afecciones, encontraron el predominio de formas de trabajo tradicionales como “hablar bastante, forzando la voz” y “estar de pie muchas horas”.
En el departamento de Antioquia, para el primer trimestre de 2004, los profesores tuvieron, en primer lugar, trastornos cardiovasculares (hipertensión arterial, infartos), osteomusculares (lumbago), gastrointestinales (gastritis, enteritis), dolencias infecciosas y, finalmente, las enfermedades mentales. Este grupo incluyó diagnósticos de depresión leve y diversos trastornos de adaptación, mixtos de ansiedad con depresión, pánico, personalidad emocionalmente inestable, ansiedad y reacción al estrés agudo.
❚❚ EL CONTEXTO
Andrés Lasso, psicólogo de la Universidad Javeriana con maestría en Psicología Clínica de la misma alma mater, coincide en que los maestros sufren de un gran estrés laboral, que resulta de situaciones como el exceso de trabajo y el contexto en el que viven.
“En la docencia no solamente hay que lidiar con los alumnos; también con los padres de familia, que en muchos casos no se sienten satisfechos con el profesor de sus hijos. Esto genera estrés en los docentes”, expresa.
También dice que en algunas ocasiones los maestros trabajan en contextos de vulnerabilidad, en los que temas como la violencia intrafamiliar y el abuso sexual los impactan y “cargan”
Además de las enfermedades mentales, los maestros también sufren de patologías relacionadas con la voz, como faringitis, laringitis y alergias.
demasiado. “Todo esto influye emocionalmente porque se trata de situaciones realmente frustrantes”, advierte.
El especialista asegura que los problemas emocionales que afrontan también tienen que ver con la relación entre pares en contextos de mucha competencia. Por esto recomienda hacer frente a las dificultades que se presentan en las instituciones educativas en el ámbito de las relaciones interpersonales.
Según Lasso, esta problemática afecta en mayor medida a las mujeres, y esto se ve tanto en entidades privadas como públicas. En las oficiales priman los problemas con los estudiantes y la sobrecarga; en las privadas, las dificultades con directivas y padres de familia.
❚❚ ALGUNAS SOLUCIONES
Teniendo en cuenta la situación, algunas instituciones educativas les han apostado a los espacios de esparcimiento y descanso para los docentes. Así mismo, ofrecen talleres de capacitación en torno al cuidado de la salud, a la prevención y el manejo del estrés, así como programas de pausas activas.
Para expertas como Bianca Martínez, jefe especialista en seguridad y salud en el trabajo del Colegio Bilingüe Richmond, resulta clave trabajar en prevenir las enfermedades con este tipo de actividades. Según afirma, en el ámbito nacional y en América Latina la salud se dirige a curar y no a prevenir, lo cual es un error. “Debemos orientarnos a mantener el personal sano”, asegura. Dice que por eso la institución analiza el ausentismo de docentes, investiga las causas y hace los diagnósticos pertinentes.
Según el estudio de las investigadoras de la Universidad Nacional, los profesores no reconocen su oficio como una labor que pueda generar riesgos. Suelen atribuir las enfermedades profesionales a temas distintos a su trabajo.
En este sentido, las expertas consideran conveniente desarrollar estrategias que motiven a los maestros a participar en la gestión de la salud y la seguridad en el trabajo. “Es necesario empoderar a los docentes de las instituciones educativas distritales en el manejo de procesos de trabajo seguro y estilo de vida laboral saludable, y continuar trabajando en esta área con el fin de fortalecer las estrategias para la intervención y el mejoramiento de las condiciones laborales y de salud de los profesores, vistas como una oportunidad de mejora continua en el proceso de trabajo, y como un valor agregado para generar bienestar en la población docente”, señala la investigación.
Considera pertinente, además, que en la formación profesional de los maestros se vinculen aspectos sobre las formas de promoción y protección de la salud en la vida laboral, al reconocer situaciones potenciales de riesgo en su labor.
En cuanto a la organización del trabajo, es necesario replantear nuevos esquemas administrativos que generen espacios de descanso y reposición de la capacidad laboral del docente.
Los problemas emocionales que afrontan los docentes también tienen que ver con la relación entre pares.