Música y disciplina reflexiva, motores de excelencia de Los Tréboles
Durante 42 años, encabezado por su propietaria y fundadora, Cristina Gaviria de Valenzuela, el Colegio Los Tréboles ha realizado un gran trabajo de fortalecimiento académico, acompañado de formación en valores. Tiene como ejes la vida, la honestidad y el respeto.
Los Tréboles, ubicado en el municipio de Chía, Cundinamarca, forma a las nuevas generaciones como ciudadanos del mundo, capaces de enfrentarse a las exigencias de hoy. Se trata de jóvenes competitivos que brindan soluciones al servicio de la comunidad, que investigan, que innovan y se apropian del conocimiento. Esta es, sin duda, una de las mayores fortalezas del colegio con su propuesta de Bachillerato Internacional.
Está certificado desde 2006 como miembro de la Organización del Bachillerato Internacional (IB, por sus siglas en inglés). Además, desde 2007, bajo la asesoría del Instituto Musical Diego Echavarría, dio inicio al bachillerato con énfasis en música.
En Los Tréboles, un colegio bilingüe en inglés, los alumnos también aprenden francés. Adicionalmente, sus estudiantes logran desarrollar habilidades musicales, interpretan algún instrumento de su interés, como por ejemplo viola, violín, piano o flauta, entre otros, e integran la orquesta de la institución.
“No buscamos que los estudiantes se conviertan en músicos. Algunos se encaminan hacia la música, y otros, por el contrario, fortalecen sus habilidades para desempeñarse más adelante en otras profesiones. Esta área del conocimiento les permite entender el mundo desde diferentes perspectivas, fomenta disciplina y compromiso; además de tener innumerables ventajas a nivel de desarrollo cognoscitivo”, afirma María Camila Mejía Angulo, directora del Colegio Los Tréboles.
Para Mejía, otro de los grandes logros de la institución es el trabajo enfocado en la disciplina reflexiva, encaminada a formar una ética autónoma, en la que el estudiante tiene en cuenta los valores universales para actuar, dar razón de sus actos y ayudar a otros a ser empáticos. Eso les permite ser buenos seres humanos y mejores ciudadanos del mundo.
Por todo ello, los estudiantes se cuestionan sobre su actuar y las consecuencias que genera, lo cual los lleva a autogestionar su proyecto de vida con autonomía, resiliencia y responsabilidad.
En Los Tréboles, cada clase es un compartir y una apropiación de conocimiento. Asimismo, el colegio inculca el espíritu investigativo desde la curiosidad por el aprendizaje. Eso hace que los estudiantes no se queden únicamente con la información que imparte el docente.
“En nuestro colegio el conocimiento no solo se mide durante la semana de evaluaciones; debe transferirse a la vida de los estudiantes para que ellos puedan apropiarse de este, lo cual es más valioso que una alta calificación producto de la memorización de datos”, agregó Mejía.
Los Tréboles fomenta el desarrollo de proyectos sociales y culturales, además de promover el deporte entre sus estudiantes.
“Nuestro colegio respeta los procesos individuales y la diferencia. Entendemos como formadores que el proceso de aprendizaje no es igual en todos los estudiantes, lo que nos lleva a identificar el acompañamiento que se les debe brindar a todos y cada uno de nuestros alumnos para que potencialicen sus diferentes habilidades y competencias”, concluye Mejía.