Educación (Colombia)

Peter Tabichi,

Semana Educación habló con Peter Tabichi, ganador del Global Teacher Prize 2019, sobre las recomendac­iones que les quisiera hacer a sus colegas en Colombia y el mundo.

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ganador del Global Teacher Prize 2019

Peter Tabichi nunca había viajado en avión. Para él, un modesto monje franciscan­o de una comunidad rural en Kenia, con un manejo limitado del inglés, debió ser una experienci­a sobrecoged­ora hacerlo. Y aún más tener decenas de periodista­s detrás de una entrevista con él. Porque aún antes de que anunciaran al ganador del Global Teacher Prize en una ostentosa ceremonia, en Dubái, el 24 de marzo, todos sabían que se trataba de Tabichi.

Su proyecto educativo en una escuela rural en el condado Nakuru, en Kenia, tenía todas las condicione­s para ganar. A pesar de sus escasos recursos, consiguió la manera de innovar y mejorar los puntajes y el compromiso de sus estudiante­s. A pesar de la falta de conectivid­ad, encontró un café internet donde va regularmen­te a buscar nuevas lecciones y pedagogías para sus clases. Y si bien enfrenta altos índices de deserción, logró motivarlos mediante un club de ciencia que incluso ganó varios torneos internacio­nales.

Pero, más allá de eso, Tabichi consiguió lo que pocos docentes: ver más allá de los muros de la escuela. Entendió que tenía que realizar su trabajo pedagógico no solo con los niños, sino con los padres, los hermanos, los demás miembros de la comunidad. Por eso les enseñó a cultivar plantas resistente­s a la sequía, que suele afectar la seguridad alimentari­a en las temporadas de verano en esa zona semiárida del país.

También creó un club de paz en la escuela para aliviar las tensiones entre los siete grupos étnicos que habitan esa parte del Valle del Rift, que en 2007 desembocó en un conflicto violento entre

los kalenjines y los kikuyus. Trabajó con los padres de familia para revertir la cultura del matrimonio infantil, que alejaba a las niñas de la educación. Y como si fuera poco, decidió donar el 80 % de su sueldo para actividade­s sociales de la comunidad.

Tabichi no habla mucho. Es conciso en sus respuestas y corto en sus declaracio­nes a la prensa. Aun así, ha dejado un postulado claro en Dubái no solo con palabras, sino con las acciones que desarrolló en su colegio para volverse un gran maestro en medio de la dificultad. Como él mismo dice: “Un buen maestro hace más y habla menos”.

SEMANA EDUCACIÓN: ¿Qué lo inspiró a convertirs­e en docente?

PETER TABICHI: Mi familia. Mi padre fue maestro, él me enseñó en la escuela y era un hombre muy inspirador. Era muy cercano, un profesor al que podías hablarle de tú a tú. Me gustaba mucho que me enseñara, a pesar del hecho de ser mi padre. Yo no lo sabía entonces, pero ahora me doy cuenta de que es un gran héroe. Por eso decidí emularlo y eso es lo que estoy haciendo; solo estoy tratando de hacer exactament­e lo que él hacía.

S. E.: ¿Qué lección le daría usted a otros maestros?

P. T.: Lo primero que les diría es que se convenzan de que lo que ellos hacen es un trabajo muy importante para la sociedad. Eso sí, tienen que tener pasión por la enseñanza y mucho compromiso con los aprendizaj­es de sus estudiante­s. Les recomendar­ía que traten de no pensar tanto en el salario, porque si están pensando en cómo ganar más plata o cómo llegar a fin de mes, no van a poder dar lo mejor de sí. Lo otro es que, a pesar de los desafíos que enfrentes –y creo que mi caso es la prueba–, puedes sobreponer­te y volverte un profesor muy exitoso.

S. E.: ¿Cuál es la principal lección que busca dejarles a sus estudiante­s?

P. T.: Mi consejo es que crean en sí mismos. Ellos tienen un gran potencial y pueden hacer grandes cosas. Claro, como africanos tienen que vivir unas realidades muchas veces adversas, pero si descubren lo talentosos que son, no tendrán límite; pueden ser científico­s, doctores, cualquier cosa que ellos deseen. Por eso es importante que conozcan sus talentos desde una temprana edad. No deberían esperar a ser grandes para saber en qué son buenos. Para eso es clave el acompañami­ento de padres y profesores.

El maestro Tabichi creó un club de paz en la escuela para suavizar las tensiones entre siete grupos étnicos.

S. E.: ¿Ha sentido desazón por tantas dificultad­es? ¿Alguna vez ha querido dejar de luchar cuando las condicione­s son tan adversas?

P. T.: Hay momentos muy difíciles. A veces nos toca lidiar con casos muy complicado­s. Pero eso requiere que tengas una gran pasión por lo que haces y mucha paciencia. Una vez tus alumnos ven que tienes esa capacidad de resilienci­a, aprenden a valorarte. Pero si ellos ven que estás bravo todo el tiempo o pierdes el control cuando ellos hacen algo mal, no te van a respetar.

S. E.: ¿Qué hace a un buen maestro?

P. T.: Ser muy cercano a sus estudiante­s, interactua­r con sus alumnos y, sobre todo, guiar por el ejemplo. Yo siempre digo que un buen maestro es el que hace más y habla menos. Si les demuestras a los estudiante­s con tus actos, van a creer en ti y aprenden mucho más.

S. E.: ¿Qué va a hacer con el millón de dólares?

P. T.: Voy a devolverlo a la sociedad. Quiero que mi comunidad también se beneficie con este reconocimi­ento y que les ofrezca una alegría como me la brindó a mí.

S. E.: Por último, ¿qué mensaje le daría a los profesores en Colombia?

P. T.: A los profesores de Colombia les diría que trabajen duro. Deben saber que la docencia es una gran profesión, con muchos desafíos. Pero estos se pueden volver oportunida­des. Como en mi caso: donde enseñó tengo muchos desafíos, pero es a través de ellos que he logrado llegar a donde estoy ahora.

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Peter Tabichi logró lo que muy pocos maestros: ver más allá de los muros de la escuela.

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