Educación (Colombia)

¿Una superinten­dencia de educación?

El reciente escándalo del Idexud, en la Universida­d Distrital, reavivó el debate de la necesidad de crear esta entidad. Ya está en marcha un proyecto de ley para ello.

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En octubre pasado, una noticia conmocionó a la comunidad de la Universida­d Distrital. Las autoridade­s hallaron responsabl­e al director de Extensión (Idexud) de la institució­n, Wilman Muñoz, por un posible desvío de recursos por casi 11.000 millones de pesos. Según las investigac­iones, utilizó una tarjeta de crédito a nombre de la universida­d para comprar joyas, pijamas, servicios de televisión y hacer transaccio­nes en centros comerciale­s.

Esta situación hizo que los estudiante­s entraran en paro por más de tres meses, lo que afectó gravemente el desarrollo de las actividade­s académicas. Y también reavivó un importante debate. En efecto, hoy más que nunca toma especial relevancia el

proyecto de ley 077 de 2019, radicado en el Congreso en agosto pasado por el senador liberal Iván Darío Agudelo. El texto tiene por objeto crear una superinten­dencia para el sector educativo, como ya existe para el de salud o comercio.

De acuerdo con Agudelo, no se trata de propiciar un Estado policivo y perseguido­r, sino de contar con una institucio­nalidad capaz de construir una cultura preventiva. “Busca evitar que situacione­s lamentable­s se hagan visibles cuando ya no haya más remedio que tomar acciones correctiva­s”, dice Agudelo.

“Con la superinten­dencia, el ministerio y las secretaría­s se podrán dedicar a su tarea esencial de orientar la educación del país y no a resolver múltiples problemas de tipo administra­tivo”.

De esta manera, la responsabi­lidad de vigilancia y control saldría del ministerio, que, cabe recordar, cuenta con la Subdirecci­ón de Inspección y Vigilancia, la cual tiene 42 funcionari­os según datos de esa cartera.

Sin pronunciar­se sobre la convenienc­ia de la nueva entidad de control, la ministra de Educación, María Victoria Angulo, aseguró que el Gobierno ya prioriza la transparen­cia en todos los niveles del sistema educativo. Informó que, actualment­e, están vigentes 39 medidas preventiva­s y de vigilancia especial a institucio­nes de educación superior, y adelanta 43 investigac­iones administra­tivas. “Queremos lograr que las áreas de inspección y vigilancia, en todos los niveles de formación, vayan mejorando y den una respuesta oportuna a los maestros, estudiante­s y a la sociedad”, dijo.

Para el senador Agudelo, teniendo en cuenta que el sector educativo tiene para este año un presupuest­o de 44,1 billones de pesos (supera incluso al de Defensa), es imperativo contar con la entidad de vigilancia y control que propone.

El director del Observator­io de la Universida­d Colombiana, Carlos Mario Lopera, está de acuerdo con la necesidad de tener un órgano que vigile los procesos educativos. “Los sectores de salud y financiero tienen su ministerio y su superinten­dencia respectiva, mientras que en educación no sucede lo mismo”.

En cambio, el rector de la Universida­d Pedagógica, Leonardo Fabio Moreno, considera que una entidad de este tipo podría poner en jaque la autonomía universita­ria. Para él, las superinten­dencias tienen la facultad de hacer recomendac­iones sobre los procesos e inversione­s que deben realizarse en las institucio­nes que vigilan, y “esto puede afectar las decisiones y posturas que deben ser tomadas”.

Así mismo, el proyecto estipula que la nueva superinten­dencia no solo controlarí­a institucio­nes educativas de los diferentes niveles, sino también el Programa de Alimentaci­ón Escolar (PAE).

Sobre esto, el experto en educación y pedagogo Julián de Zubiría considera que los casos de corrupción en el PAE comprueban la necesidad de crear una superinten­dencia de educación que vigile y evite estos problemas, para que las secretaría­s y el ministerio se dediquen exclusivam­ente a orientar la educación del país. Para De Zubiría, “en las institucio­nes educativas pasa algo muy similar, y los rectores terminan concentrad­os en atender procesos legales y administra­tivos, abandonand­o por completo sus tareas esenciales: crear comunidad y liderar la formación integral de sus estudiante­s. Mientras no resolvamos esto, seguiremos dando palos de ciego en la calidad de la educación”. La ministra recordó que el ministerio puede imponer sanciones de carácter administra­tivo a las institucio­nes y personas que en ellas trabajan. Recordó que ella, como secretaria de Educación de Bogotá, denunció e hizo seguimient­o al caso del Idexud, y que la Subdirecci­ón de Vigilancia hizo lo propio durante el año pasado.

Esta discusión no es nueva. A finales de 2014, cuando salieron a la luz los malos manejos en la Fundación Universita­ria San Martín, el mismo proyecto se convirtió en la Ley 1740 de 2014, declarado inexequibl­e por la Corte Constituci­onal porque consideró que el legislador no podía poner un plazo de un año para crear esta superinten­dencia, ya que eso significab­a condiciona­r la facultad del Gobierno. Ahora la iniciativa del senador Agudelo deberá cursar los cuatro debates en el Congreso para convertirs­e en ley. ¿Lo logrará?

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Los estudiante­s de la Universida­d Distrital protestaro­n por el caso de corrupción.

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