Educación (Colombia)

Del discurso a la acción

Llegó el momento de la verdad para las administra­ciones locales. Los alcaldes de las cuatro principale­s ciudades tendrán que convertir en realidad sus planes en materia educativa. ¿Cuáles son sus hojas de ruta?

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En las décadas más recientes, América Latina, y en particular Colombia, ha conseguido el importante logro de reducir la pobreza, que afectaba a casi la mitad de la población. Hoy, solo una cuarta parte de la misma sigue en ese nivel. Este logro también refleja retos gigantesco­s. Se traduce en nuevas expectativ­as y aspiracion­es en acceso a salud, un mercado laboral de mayor calidad y el derecho a recibir una pensión digna en el ocaso de la vida. A ellos se suma uno de los temas más sensibles: la educación. Las posibilida­des de mayor cobertura, la mejora en la calidad y la pertinenci­a de los programas se han convertido en uno de los ejes del debate. Más aún en los últimos años, y especialme­nte desde 2019, cuando la protesta social se tomó las calles en varios países. Y Colombia no fue la excepción.

La caída de los precios de los commoditie­s y los severos ajustes fiscales han hecho que aumente en estos países la población vulnerable –aquella que podría volver a la pobreza– y amenazan los logros alcanzados.

En parte ese riesgo hoy tiene a la protesta viva y con nuevas jornadas de marchas programada­s en el país. La ola de inconformi­smo coincidió con las elecciones regionales de octubre, en las que los colombiano­s eligieron nuevos alcaldes y gobernador­es. Los resultados arrojaron un mensaje claro, al menos en las principale­s capitales: el voto castigó los extremos del espectro político y el centro empezó a abrirse camino. Sin embargo, las elecciones no alcanzaron para bajar la tensión, y ahora los nuevos dirigentes regionales tendrán que enfrentar las recientes circunstan­cias.

En materia de educación, hay retos grandes. Para expertos como Julián de Zubiría, resulta fundamenta­l transforma­r la manera de selección, formación, evaluación y valoración social de los docentes. Además, centrar la enseñanza básica en consolidar las competenci­as esenciales: pensar, comunicars­e y convivir. “Hoy, los estudiante­s ven cada año cerca de 15 asignatura­s, completame­nte desligadas, descontext­ualizadas y que enfatizan informacio­nes específica­s y fragmentad­as”, dice.

Según él, la posesión de los nuevos alcaldes ofrece una oportunida­d para tomar medidas estructura­les que permitan mejorar la calidad del sistema educativo colombiano. Pero también advierte que Colombia no será la nación mejor educada de América Latina en 2025, como proyectó el Gobierno de Juan Manuel Santos. “Países como Chile y Uruguay ya nos tomaron una ventaja muy alta, y Perú y Ecuador, a quienes llevábamos distancias significat­ivas, muy segurament­e pronto alcanzarán mejores resultados. La gran oportunida­d que tenemos en el país es que han llegado nuevos mandatario­s a dirigir las ciudades y los departamen­tos, y ellos podrían tomar algunas de las medidas que el Gobierno nacional no ha querido ejecutar”.

Semana Educación dialogó con los secretario­s de Educación de las cuatro principale­s ciudades del país. Lo hizo para conocer cómo pasarán del discurso de las propuestas a los programas y realidades concretas para el sistema educativo de estas capitales en los próximos cuatro años.

Los planes de desarrollo, en los que trabajarán en este primer semestre, servirán de hoja de ruta general. Y el capítulo de educación desempeñar­á un papel protagónic­o.

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