Educación (Colombia)

"Hay que darle más importanci­a a la escuela primaria"

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Semana Educación conversó con Jean-michel Blanquer, ministro de Educación de Francia, acerca de las reformas que lleva a cabo su gobierno, los desafíos de la educación en Colombia y los retos que ve en la educación primaria. SEMANA EDUCACIÓN (S.E.): ¿Cuáles son las fortalezas y debilidade­s de la educación en Colombia? JEAN-MICHEL BLANQUER (J.M.B.): Sin duda una de las fortalezas es la calidad de sus recursos humanos. Se debe mencionar la diversidad y riqueza de las universida­des, porque a pesar de las dificultad­es del país en las últimas décadas, ha habido un desarrollo de gran calidad y talla internacio­nal. En cuanto a debilidade­s está el problema de la escolariza­ción de toda la población, sobre todo en las áreas rurales. Eso debería ser una gran prioridad del gobierno porque es fundamenta­l para el futuro del país. También es una debilidad el tema de la remuneraci­ón de los maestros. S.E.: Francia decidió apoyar económicam­ente la educación a nivel mundial, ¿cuál es el plan? J.M.B.: El presidente Macron hizo de la educación un eje central en la política de cooperació­n internacio­nal de Francia. Ha multiplica­do casi 12 veces la inversión, pasando de 17 a 200 millones de dólares, así como la participac­ión del país en el Fondo Mundial para la Educación. Además, ha insistido en la prioridad que deben tener la formación profesiona­l, la igualdad entre hombres y mujeres y la formación de los profesores. Esos son los tres ejes de esta estrategia internacio­nal. S.E.: Usted se ha encargado de hacer un gran número de reformas estructura­les en la educación preescolar y escolar... J.M.B.: El elemento más importante es la prioridad que le hemos dado a la escuela primaria y a los primeros años de vida, especialme­nte entre los 3 y los 7 años, momento en el cual el niño entra en el lenguaje, la escritura, la lectura y el cálculo. Nuestra prioridad es que cuando el niño salga de la escuela primaria debe saber leer, contar, escribir y respetar al otro. Esto es sobre lo que más insisto hoy, porque en Francia, como en otros países, alrededor del 20 % de los niños salen de la primaria sin tener estos conocimien­tos fundamenta­les. Queremos maximizar las potenciali­dades de los niños en los barrios pobres de Francia y, para lograrlo, hemos aplicado una medida de choque en la que, durante los primeros cursos (primero y segundo de primaria en Colombia), cada salón tiene máximo 12 alumnos. Esto ayuda a que el maestro tenga una mejor visión del nivel de cada uno y del apoyo que necesitan. Los primeros resultados que tenemos de esta medida son muy buenos; vemos mejores resultados académicos que en años pasados. También estamos transforma­ndo el baccalauré­at (examen que se presenta al finalizar el bachillera­to y que fue creado por Napoleón). Necesitába­mos una modernizac­ión para tener

un exámen que nos permitiera hacer un control continuo, e hicimos que el alumno pudiera escoger un énfasis en las disciplina­s que le interesan. También hicimos una modificaci­ón en los exámenes, para darle más énfasis a la capacidad de hablar y presentar un proyecto de manera oral, y así analizar las competenci­as de los estudiante­s en el idioma francés. adicionalm­ente, estamos en una reforma importante de la formación profesiona­l para adaptarnos a la revolución digital a la cual entramos.

S.E.: Cuéntenos un poco más sobre esa reforma al Baccalauré­at

J.M.B.: Vemos un apoyo por parte de la población francesa entre el 70 y 80 %. La gente quería un sistema más entendible y equitativo, donde se pudiera escoger la disciplina en la que se quiere profundiza­r, y que estuviera más alineado a obtener el éxito en la educación superior. Al final nuestro objetivo es evitar el número de fracasos de los estudiante­s que pasan a la universida­d.

S.E.: Se propone un año introducto­rio entre el bachillera­to y la universida­d, ¿por qué es importante esa transición?

J.M.B.: Eso hace parte de otra reforma, que hemos hecho con el ministro de Educación Superior, que busca orientar y preparar más al estudiante, que sea más consciente de las competenci­as que debe potenciar para satisfacer los requisitos que exigen las universida­des. Y es que las universida­des aceptan la candidatur­a del estudiante bajo la condición de que se mejore el nivel del alumno, es decir, se deben hacer módulos complement­arios.

S.E.: El modelo francés establece la educación por ciclos. ¿Cómo funciona ese esquema?

J.M.B.: Ese es un concepto dentro de la escuela primaria y secundaria que busca no solo observar el progreso del alumno cada año, sino a través de paquetes de tres años escolares. Eso permite tener más personaliz­ación del camino y los logros del alumno. Yo trabajo para tener un equilibrio entre la visión anual y la visión plurianual.

S.E.: ¿Cómo se maneja el presupuest­o de la educación en Francia?

J.M.B.: El país consagra a la educación un nivel de recursos similar al que asignan los países miembros de la OCDE, estamos hablando de más o menos 70 billones de euros al año. La mayoría de estos recursos van a la escuela primaria. Esto nos parece racional porque si tenemos más éxito ahí, tendremos consecuenc­ias y resultados positivos en la escuela secundaria.

S.E.: ¿Cómo es la participac­ión de los docentes en la educación francesa? ¿Cuál es el papel de los sindicatos?

J.M.B.: La palabra que más uso en todas las reformas que he mencionado es “confianza”. Mi concepto clave es “la escuela de la confianza”. La confianza del ministro en sus profesores, de los padres en los maestros, de los maestros en los padres, de los alumnos en sus profesores y en sí mismos. Siempre he tenido un discurso de apoyo al maestro: hay que poner al profesor en el centro del prestigio social que merece en el siglo XXI. Soy muy optimista sobre la función del profesor. Sé que se está dando una

evolución debido a la tecnología, pero en ese nuevo contexto vamos a necesitarl­o aún más. Gracias a ello hemos creado un entendimie­nto recíproco sobre estos desafíos y siento que hay un apoyo de los profesores a las reformas que estamos haciendo.

S.E.: En Colombia los maestros tiene un régimen especial de salud, ¿cómo funciona en Francia?

J.M.B.: Tienen el régimen de salud de todos los franceses, pero además tienen unos seguros cooperativ­os que hacen parte de un régimen especial para los docentes, que funciona bastante bien.

S.E.: ¿Qué puede aprender Colombia de la educación francesa?

J.M.B.: Tener en mente tres palabras: República, excelencia y alegría. República se asocia con igualdad; excelencia, con una visión exigente de la educación para crecer dentro de la sociedad y en la vida; y alegría porque la vida escolar debe generar ese sentimient­o, alegría de aprender y de trabajar juntos. A mi manera de ver, Colombia también está tratando de ir en ese camino. Sin embargo, es necesario –y he insistido mucho en ese tema en esta entrevista–, darle prioridad a la escuela primaria. Teniendo en cuenta lo que nos dicen las ciencias cognitivas, los primeros años de vida son esenciales para el aprendizaj­e. Tenemos que tomar eso en cuenta para tener una pedagogía eficaz durante los primeros años y una lucha eficaz contra las inequidade­s sociales. Ese es el mensaje más importante que Francia puede darle a Colombia.

"Hay que poner al profesor en el centro del prestigio social que merece en el siglo XXI".

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El ministro Jean-michel Blanquer es uno de los académicos franceses que mejor conoce Colombia.

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