Educación STEM en Colombia
l sistema educativo en Colombia es un arcaico y clásico conjunto de normas y procedimientos que dictan cómo se debe educar y formar a los estudiantes
desde su temprana edad hasta la universidad. Es un sistema desactualizado que no va acorde con la naturaleza de la especie humana: curiosa, innata observadora, indagadora y creativa. Estas características, de manera paradójica, también son cualidades que describen a un investigador científico y que, de ser tenidas en cuenta y vinculadas a una verdadera filosofía educativa, serían adecuadas vías de desarrollo para un país como el nuestro. Y no es que pensar como científicos nos obligue de inmediato a ser aquellos personajes de bata blanca y despeinados en los que muchas veces se han banalizado en la cultura popular. Al contrario, ser observador, creativo y tener un pensamiento “fuera de la caja” hace que la educación se convierta en lo que su esencia busca: generar un pensamiento autónomo, crítico y propositivo. Los padres temen que sus hijos al terminar el bachillerato elijan carreras científicas, pues sienten que se condenan a vivir, si les va bien, con el sueldo de un docente tradicional de ciencias. Y no es que sea malo ser profesor, pero en la mayoría de casos es el primer y casi que único camino laboral que tienen aquellos que toman la Biología, Física, Química y Matemáticas como opción de profesionalizar el conocimiento. Lo peor es que también se genera un desequilibrio para quienes sí tuvieron un pregrado en pedagogía. Y es allí donde los colegios tienen gran parte de la responsabilidad, pues consideran que, al tener en sus equipos de trabajo a ingenieros, biólogos o físicos para impartir clases de ciencias o matemáticas, tendrán un mayor nivel para sus estudiantes. El resultado es el contrario: un gran vacío de perfil pedagógico, donde el docente tiene gran cantidad de información pero no sabe transmitirla, propiciando la famosa apatía hacia la ciencia. Pero, ¿cuáles han sido las alternativas para hacer de la ciencia una verdadera herramienta educativa? Como en el caso de los estudiantes que hacen “copialina”, para tener educación de alto nivel nuestro sistema educativo ha buscado casos exitosos en otras naciones: Finlandia, Singapur y Estados Unidos. Uno de ellos es el STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus iniciales en inglés), el cual busca una integración de diferentes campos del conocimiento dentro del aula para relacionarlos con el contexto cotidiano del estudiante y su futuro. Pero, tal como ocurre cuando se “copia”, el error de imitar los procesos educativos exitosos de otros países es pensar que pueden llegar a serlo en Colombia, ignorando otros factores que influyen en la educación como la cultura, la política, la religión y la economía. Y es que, si de oír buenos consejos pero no de aplicarlos se trata, nuestro país es experto. En 1966, cuando Neil Armstrong visitó por segunda vez Colombia, nos dio uno de sus más importantes mensajes, preámbulo de su llegada a la Luna en 1969: “la educación, el trabajo y la ciencia son los caminos del progreso”. Han pasado más de 52 años y aún no hemos tenido en cuenta estas palabras dentro del desarrollo de nuestra educación científica. Por lo anterior, antes de pensar cómo incluimos el STEM en nuestros colegios o universidades, debemos hacer un análisis de los objetivos de la educación en Colombia, repensarlos y, de ser posible, cambiarlos. Antes de imitar al pie de la letra las estrategias de otros países, debemos ser conscientes de cómo es nuestra cultura social y académica. Así tendríamos una verdadera transición y adaptación hacia la educación científica y un STEM criollo, que integre nuestra sociogeografía y antecedentes científicos (si bien no tan extensos comparados con otras naciones). Solo así se garantizaría la construcción de una cultura científica que trascienda las aulas y forme parte de nuestra forma de pensar y construir el mundo.
“El error de imitar procesos exitosos de otros países es pensar que pueden serlo en Colombia, ignorando otros factores que influyen en la educación”.