Museos que enseñan desde la experiencia
Repensar las prácticas pedagógicas y compartir experiencias. De eso vino a hablar Maritza Bentham.
La directora del departamento de Educación del Museo de Historia Natural de Nueva York, Maritza Bentham Macdonald, carga una lupa en el bolso, porque no se ve lo mismo con ella que sin ella.
Maritza vino a compartir su experiencia educativa con profesores de la ciudad, en el Taller de esmeraldas que se realizó ayer en Parque Explora.
¿Cómo así museo como institución educativa?
“Lo que ha sucedido es que en los últimos veinte años se han comenzado a hacer muchos estudios acerca de cómo se aprende en los museos. En esos estudios hemos recalcado ciertas prácticas que suceden en un museo, por ejemplo aquello de hacerte preguntas. Cuando te haces una pregunta ya estás averiguando algo. Puedes poner una foto que diga Antártica, pero si ahora dices, ¿dónde crees que está esto? Uno comienza a estudiar solo, porque uno en un museo está solo. La manera cómo se aprende en el museo es diferente, está basada en conversaciones. Si te pones a escuchar las conversaciones en un museo, así sea de tus amigos con los que vas, hablan en un nivel más alto que antes de entrar. No son, ‘qué peces tan bonitos’, dicen, ‘oye, yo no sabía que eran del río Medellín ¿tú?’. Esas conversaciones espontá- neas, pero estudiosas, significan que estás averiguando”.
¿Ha cambiado la forma?
“Hay muchas cosas que han cambiado la museología. Ahora tienes una manera de ver los museos como lugares multidisciplinarios. Puedes ver el dino- saurio de Explora y preguntarte cómo lo hicieron, si nadie ha visto un dinosaurio. Todos los dinosaurios que hemos visto han sido en huesos. Estos detalles te van ayudando y empiezas a imaginarte que pueden ser así. Entonces crean una robótica, porque los niños se emocionan y preguntan, aunque no se puede decir directamente que ese dinosaurio es igualito a otro, pero es lo más cercano, porque los museos tienen eso de utilizar todo el conocimiento científico que tengan para crear información acertada”.
¿Cómo entran a mediar los museos con la escuela?
“Cuando se habla de los museos se les conoce como aprendizaje informal, pero solo es informal porque no está en un pénsum, escrito de esa forma, pero es formal porque es conocimiento que también se pide. Es informal la manera como se hace, pero si te pones a ver la enseñanza en el aula generalmente es de matemática y literatura, cómo escribas, hablas, leas. Qué pasa, que en el museo está la artística. ¿Has visto el Acuario Explora? Si ves los árboles piensas que son de verdad, que los trajeron de la Amazonía y los plantaron acá. Hay artistas que saben hacer estas cosas. Un muchachito que pinte, que comience a ver a las personas hacer ese trabajo en los videos, ya se inspira y aprende no solo la materia, sino también cómo se puede hacer”.
Museo y escuela se complementan entonces...
“Es un complemento, porque estos recursos no existen en los salones de clase. Debe haber más compaginación tanto con los centros universitarios que preparan a maestros como con los colegios, que tengan la oportunidad de ir a estos lugares donde enseñan los conocimientos de una manera verídica. Una pregunta te la respondes por el internet, pero no basada en evidencia que has visto. La evidencia que se obtiene es donde se te afirma el conocimiento sea de la ciencia, del lenguaje. Si te quiebras la tibia, ya hablas de la tibia, ya no estás hablando del hueso debajo de la rodilla. Aprendemos una cantidad de cosas por situaciones que se presentan, y son científicas”.
¿Es salir del salón de clase y contextualizar?
“Sí, porque ayuda a entender por qué es importante este conocimiento”