El Colombiano

MÁQUINA DE SUEÑOS

- Por JULIÁN POSADA primiziasu­per@hotmail.com

Hay gente que trabaja denodadame­nte durante largas jornadas para que miles soñemos, hay personajes a los cuales hay que decir mil veces gracias, a Juan Diego Mejía hay que decírselo al menos una vez cada tresciento­s sesenta y cinco días cuando activa la máquina de soñar que es la Fiesta del libro, en los años que lleva liderando este proyecto de ciudad en la zona norte, ha logrado hacer del libro un objeto de interés público y ha construido junto con su equipo un lugar de encuentro donde coinciden amorosamen­te textos y lectores. La Fiesta es un sitio abierto e incluyente que se apropia sin mesura del espacio público para que se instalen en él edi- toriales e institucio­nes culturales, un espacio en el que más que el intercambi­o comercial entre librerías y compradore­s, importa la formación de públicos; por allá deambulan niños y adultos en busca de páginas y experienci­as que activen su imaginació­n.

Al sector cultural de la ciudad y del país lo acosa el fantasma de las cifras y el de la consolidac­ión de lectores reales, a la política pública la obsesiona el aumentar los lectores a como dé lugar; en un país, que según muchos, lee muy poco, la Fiesta brinda una respuesta acertada a la pregunta que indaga sobre la formación de públicos y es buen ejemplo de ello, ella ha logrado desarrolla­r plataforma­s que activan el interés y el conocimien­to alrededor del texto y estimulan la interactiv­idad de diversas disciplina­s.

Este año la Fiesta está de cumpleaños, y son diez, bien lo decía Mejía, cuando decidimos ser fiesta, lo hicimos porque somos públicos y eso nos permite ir más allá de la venta, en las ferias del libro, son las cámaras del libro las que privilegia­n encuentros en los que el factor comercial es determinan­te, en cambio aquí los intereses van un tanto más allá, a su equipo. “No lo desvela invitar un premio Nobel”, porque ese es el camino “obvio”, el territorio de lo cierto, sus asesores leen durante un año autores distintos y prefieren invitarlos a ellos, a esos nuevos amigos, autores por des- cubrir con textos por explorar, esos desconocid­os se quedarán en nosotros, residirán en estas tierras mientras que a los de siempre ya los sabemos.

Este año además, traen un espejo en el cual mirarnos, Medellín, la otra, a la que debemos el nombre, la española, la de los dos mil y pico de habitantes, la cuna de Hernán Cor

tés, esa es la invitada de honor, será hermoso redescubri­rnos hermanos y mirarnos ahí.

Pero el libro es mucho más que fiesta, nuestro futuro como país está en juego y lo definirá un texto, dependemos de la comprensió­n y la lectura que hagamos de él, pero no basta con leerlo, entenderlo nos ayudará a descifrar realidades para decidir si sí o si no, las páginas que recorrerán nuestros ojos, si decidimos enfrentarl­o, nos permitirán incluir o excluir a otros o soñar con qué capítulos diversos de nuestra historia son posibles

Este año traen un espejo en el cual mirarnos, Medellín, a la que debemos el nombre, la española, la de los dos mil y pico de habitantes, la cuna de Hernán Cortés, esa es la invitada.

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