El acuerdo para el fin de las Farc
Tras más de cinco décadas de conflicto armado y cuatro años de negociaciones el Gobierno y las Farc llegaron al Acuerdo Final. Conozca la magnitud del acuerdo para que decida a conciencia y con responsabilidad.
Al llegar la media noche de hoy los efectos del conflicto armado deben cesar. Las Farc tendrán que dejar de disparar, tal como lo han hecho durante el último año, pero también tendrán que deponer todas las hostilidades, es decir, dejar de extorsionar, de traficar con cocaína, de secuestrar, en fin, cesar la comisión de delitos.
A su vez, la Fuerza Pública tendrpa que dejar de ver a esa guerrilla como objetivo militar y no perseguirla más.
“Se suspende la acción ofensiva de la Fuerza Pública y también las acciones ofensivas de las Farc y la comisión de delitos por parte de esa organización. Eso quiere decir que esos delitos que usualmente son reportados, los deben suspender con el inicio de esta medida”, confirmó el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.
Lograr un Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto Armado y la Construcción de una Paz Estable y Duradera hace cuatro años parecía imposible.
Las Farc, una de las guerrillas más longevas del mundo, la misma que desistió en otras cuatro oportunidades de hacer las paces, la responsable del asesinato de 1.486 personas en masacres, de por lo menos 2.893 secuestros, de la muerte de 905 civiles en acciones bélicas, de 855 ataques a la población, entre muchos otros delitos, según el informe Basta Ya, se sentaba de nuevo a negociar con el Gobierno que le había dado duros golpes, entre ellos dar de baja a su máximo líder “Alfonso Cano”.
En ese acuerdo ambas partes pactaron una política de desarrollo agrario integral, las condiciones para la participación política, la solución al problema de las drogas ilícitas, el reconocimiento y reparación a las víctimas, incluida una Jurisdicción Especial para juzgar los más graves delitos cometidos con ocasión del conflicto armado, el cese el fuego bilateral y definitivo, las condiciones de reincorporación a la vida civil de los combatientes y milicianos de las Farc, la verificación internacional para ga- rantizar el cumplimiento de los acuerdos y los mecanismos de refrendación.
Sin consenso
“Su país ha llegado a un momento histórico. Después de muchos años de conflicto, el proceso de paz ha dado un enorme paso adelante. Con el acuerdo definitivo anunciado este 24 de agosto, la gente puede esperar el desenlace final con alguna confianza”, expresó la filósofa estadounidense Martha Nussbaum en una carta abierta dirigida a los colombianos.
En ella agregó que: “Sin embargo, en un momento así, es muy posible que haya bastante incertidumbre, puesto que muchas posturas diferentes compiten por la aceptación de la gente”, refiriéndose al plebiscito en el que los colombianos, en un ejercicio democrático, ten- drán que refrendar el acuerdo final, el próximo 2 de octubre. Pero también a los retos que surgirán de la implementación de los acuerdos.
“Esta es la oportunidad más redonda de ponerle fin a 52 años de guerra y a que una organización política en armas se transforme para hacer política sin armas”, aseguró
Carlos Arturo Velandia, más conocido como “Felipe Torres” en los años que combatió junto al Eln. Hoy es gestor de paz.
Pero esa opinión no es compartida por todos. El senador Alfredo Rangel, del Centro Democrático, opinó que “este no es un buen acuerdo, es un acuerdo que no garantiza una paz estable y duradera, que no reivindica a las víctimas sino que más bien las revictimiza. Es un acuerdo que, contra las disposiciones legales y constitucionales, le da elegibilidad a responsables de crímenes atroces que no deberían ser premiados con curules en el Congreso”.
Y añadió: “Este acuerdo da un pésimo ejemplo a las futuras generaciones en el sentido de que el crimen sí paga y podría crear nuevos ciclos de violencia”.
La decisión ahora está en manos de los ciudadanos, que tendrán que decidir si le dicen Sí o No a este acuerdo
Del 13 y al 19 de septiembre se hará la décima conferencia de las Farc en los Llanos del Yarí, para ratificar el proceso con el Gobierno.