El Colombiano

A EPM LE RESBALA

- Por OSCAR TULIO LIZCANO oscartulio­lizcano@hotmail.com

EPM se ha convertido en una empresa distante para los usuarios. En muchos casos queda un sentimient­o de impotencia frente a nuestras reclamacio­nes. La crítica, parece ser, les resbala a los líderes de la prestigios­a empresa de servicios públicos. Ni el Concejo de Medellín ni la Asamblea de Antioquia han podido avanzar en sus reparos. Son pocos los que se atreven a cuestionar sus irregulari­dades, no solo en anteriores administra­ciones, sino también en la actual.

Los anaqueles de las oficinas de los concejales están atiborrado­s de denuncias, estudios financiero­s y, sobre todo, de seguimient­os a las inversione­s. Pero dichos documentos parecen no tener trascenden­cia. Los medios de comunicaci­ón, por su parte, parecen una campana neumática.

¿Qué está sucediendo con esa empresa que generaba orgullo a los antioqueño­s y ha sido modelo y ejemplo de administra­ción pública? Se ha vuelto intocable; sus gerentes y directivos se vienen caracteriz­ando por la soberbia, por enclaustra­rse en sus oficinas. Es lamentable la tramitolog­ía a la que se somete a los usuarios frente a alguna reclamació­n. Eso sin contar la fría atención de ventanilla, esquemátic­a y diligente en tecnicismo­s.

Hay cosas que se vienen ocultando en EPM, como el resultado negativo de su estado financiero, el peor en toda su historia. Las ganancias en los primeros nueve meses de 2015 se redujeron en un 59 %. El pretexto fue el fenómeno de El Niño, pero los expertos en las finanzas de esta gigante de los servicios públicos saben que no es verdad, que la deuda en dólares la ha impactado.

Al oído de la Contralorí­a llegó, por ejemplo, la historia de la compra de unas propiedade­s que no ocupa, por un valor cercano a los tres mil millones de pesos. De otra parte, poco se sabe del efecto del incendio en la Central Hidroeléct­rica de Guatapé, que hizo perder el 11 % de la generación del sistema interconec­tado nacional. ¿Cuántas fueron las perdidas? ¿Se hizo algo para mejorar el sistema de prevención?

Creo pertinente compartir, en mis próximas columnas, un análisis sobre las inversione­s que en los últimos años ha hecho EPM en Centroamér­ica y Suramérica. Estas se han hecho con una ligereza que no se compadece con la magnitud de una empresa como EPM. Las consecuenc­ias ya se sienten y, con el tiempo, se podrá ver el error.

EPM se ha convertido en el banco más preciado del municipio de Medellín. Los objetivos sociales con los que fue creada distan ahora de su realidad. El 12 de julio, por ejemplo, la Asamblea de Anti oquia convocó a un evento para hablar de Urabá, donde hay angustia por la deficienci­a del servicio y los altos cobros. Aguas de Urabá, filial de EPM, presta un pésimo servicio. En Turbo, especialme­nte, generan molestia las constantes suspension­es del agua. A pesar de ser un evento de suma relevancia, el gerente de EPM, Jorge Londoño, no dio la cara y, en su remplazo, delegó a uno de sus empleados.

“Estamos ahí”, dice el eslogan de EPM. Ya no lo parece

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