A EPM LE RESBALA
EPM se ha convertido en una empresa distante para los usuarios. En muchos casos queda un sentimiento de impotencia frente a nuestras reclamaciones. La crítica, parece ser, les resbala a los líderes de la prestigiosa empresa de servicios públicos. Ni el Concejo de Medellín ni la Asamblea de Antioquia han podido avanzar en sus reparos. Son pocos los que se atreven a cuestionar sus irregularidades, no solo en anteriores administraciones, sino también en la actual.
Los anaqueles de las oficinas de los concejales están atiborrados de denuncias, estudios financieros y, sobre todo, de seguimientos a las inversiones. Pero dichos documentos parecen no tener trascendencia. Los medios de comunicación, por su parte, parecen una campana neumática.
¿Qué está sucediendo con esa empresa que generaba orgullo a los antioqueños y ha sido modelo y ejemplo de administración pública? Se ha vuelto intocable; sus gerentes y directivos se vienen caracterizando por la soberbia, por enclaustrarse en sus oficinas. Es lamentable la tramitología a la que se somete a los usuarios frente a alguna reclamación. Eso sin contar la fría atención de ventanilla, esquemática y diligente en tecnicismos.
Hay cosas que se vienen ocultando en EPM, como el resultado negativo de su estado financiero, el peor en toda su historia. Las ganancias en los primeros nueve meses de 2015 se redujeron en un 59 %. El pretexto fue el fenómeno de El Niño, pero los expertos en las finanzas de esta gigante de los servicios públicos saben que no es verdad, que la deuda en dólares la ha impactado.
Al oído de la Contraloría llegó, por ejemplo, la historia de la compra de unas propiedades que no ocupa, por un valor cercano a los tres mil millones de pesos. De otra parte, poco se sabe del efecto del incendio en la Central Hidroeléctrica de Guatapé, que hizo perder el 11 % de la generación del sistema interconectado nacional. ¿Cuántas fueron las perdidas? ¿Se hizo algo para mejorar el sistema de prevención?
Creo pertinente compartir, en mis próximas columnas, un análisis sobre las inversiones que en los últimos años ha hecho EPM en Centroamérica y Suramérica. Estas se han hecho con una ligereza que no se compadece con la magnitud de una empresa como EPM. Las consecuencias ya se sienten y, con el tiempo, se podrá ver el error.
EPM se ha convertido en el banco más preciado del municipio de Medellín. Los objetivos sociales con los que fue creada distan ahora de su realidad. El 12 de julio, por ejemplo, la Asamblea de Anti oquia convocó a un evento para hablar de Urabá, donde hay angustia por la deficiencia del servicio y los altos cobros. Aguas de Urabá, filial de EPM, presta un pésimo servicio. En Turbo, especialmente, generan molestia las constantes suspensiones del agua. A pesar de ser un evento de suma relevancia, el gerente de EPM, Jorge Londoño, no dio la cara y, en su remplazo, delegó a uno de sus empleados.
“Estamos ahí”, dice el eslogan de EPM. Ya no lo parece