LA VIDA ÚTIL E INTENSA DE SIMON PERES, EL ÚLTIMO PADRE FUNDADOR DE ISRAEL

Una larga e intensa vida (93 años recién cumplidos) y una dedicación de más de siete décadas a su país. Israel llora hoy al último de los fundadores del Estado, el mismo que recorrió desde el primer peldaño todos los escalones de la administración pública del país al que consagró su vida. Simon Peres nació en Polonia pero abandonó Europa por el antisemitismo. Estudió economía y filosofía en Estados Unidos y durante el resto de su vida se aplicó también a la tecnología y la ciencia. Fue ministro de incontables carteras, primer ministro y Presidente del Estado de Israel. Trabajó con el asesinado Isaac Rabin para lograr un acuerdo con los palestinos, que luego se frustró, pero que en su momento le valió el Premio Nobel de Paz.

Sus interlocutores destacaban su impresionante conocimiento de los más diversos temas, su amor por Israel, su compromiso con el pueblo que ha sufrido toda clase de ataques y persecuciones y que es la única democracia que funciona en esa zona del mundo. No le tembló la mano para defender su territorio y a su gente. Lo que no excluyó su impresionante visión sobre la paz. En un maravilloso libro que publicó en 1999, Que salga el sol, decía Peres: “En tiempos de guerra, uno moviliza todo lo movilizable, crea una organización y la pone a trabajar. Para conseguir la paz el desafío es alimentar una gran idea. En tiempos de paz uno perfila lo deseable. Dirigir es aprender. El verdadero hombre de Estado tiene una función de pedagogo”. Una vida útil, un legado imborrable