El Colombiano

Crece fobia de Europa por africanos

Los 12 millones de africanos que han llegado al Viejo Continente se encuentran con un ambiente de rechazo.

- Por MARIANA ESCOBAR ROLDÁN

Cada vez más y en más contextos, como la salud, la escuela, el empleo y la vivienda, los 12 millones de africanos en Europa sufren por el racismo.

Donato Ndongo, periodista, tuvo que huir de su natal Guinea Ecuatorial en septiembre de 1994. El entonces secretario de Estado, pistola en mano, le advirtió que el presidente Teodoro Obiang, el mismo que este año completó 37 años en el poder, estaba “harto” de sus denuncias sobre corrupción y abuso de autoridad.

Ndongo dejó un país en el que no hay periódicos, la televisión es controlada por el régimen y solo el 15 % de la población se beneficia del 85 % de los recursos; sin embargo, llegó a otro en el que los africanos están en el centro de la discrimina­ción y el odio racial.

“Los que estamos obligados a salir de África no lo hacemos porque nos da la gana. Llegamos a Europa, en mi caso a España, porque en nuestros países, que son riquísimos, hay tiranías que nos convierten en los más pobres y abusados”, dice el intelectua­l, y advierte que, pese a que todos comparten la esperanza de hallar mejores condicione­s de vida, “cualquier africano que viva en Europa, y sobre todo en España, experiment­a muchos síntomas de racismo”.

Según cuenta, los primeros en perder su empleo durante la crisis económica de España fueron los africanos; rentar un apartament­o es difícil, “porque cuando escuchan por teléfono que no hablamos un español perfecto, nos dicen que ya no está disponible”; es muy frecuente que las autoridade­s les pidan documentac­ión en la calle, que los retengan en el aeropuerto y que en las tiendas revisen las carteras de las mujeres. De hecho, él mismo presenció en Murcia cómo un grupo de policías apaleaban a un africano y le decían: “Sois la escoria de tu país”.

Su testimonio coincide con un reciente informe de la Red Europea contra el Racismo, que expone que migrantes africanos, refugiados, solicitant­es de asilo y sus descendien­tes están sufriendo un aumento de odio violento y discrimina­ción en el Viejo Continente.

Rechazo generaliza­do

En el empleo, por ejemplo, es frecuente que existan barreras en cada etapa para evitar que las personas de color obtengan una vacante que correspond­a a sus habilidade­s y experienci­a. De hecho, de acuerdo con la investigac­ión, en el Reino Unido, los solicitant­es con un apellido que suena africano necesitan enviar el doble de solicitude­s de trabajo; en todos los Estados miembros de la Unión Europea, las personas con un origen africano tienen tasas de desempleo superiores al resto (ver infografía), y el informe revela el

caso de un médico nigeriano en Grecia que, mientras trataba a un paciente, éste le dijo: “Ustedes necesitan a Hitler y un poco de jabón”.

Asimismo, estas personas están particular­mente expuestas a la violencia racista. Hay informes de perfiles étnicos desproporc­ionados acerca de los negros realizados por la policía en Bulgaria, Chipre, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Alemania, Países Bajos, Portugal, Suecia y el Reino Unido, donde estas personas también están particular­men-

te expuestas a la violencia policial, mientras los crímenes racistas que se dirigen a ellos se han vinculado a grupos de extrema derecha. En Austria, por ejemplo, una encuesta sobre las condicione­s de vida de 717 personas negras muestra que uno de cada cinco fueron víctimas de ataques en el lugar de trabajo.

La discrimina­ción se produce también en el mercado del alquiler. En Austria, Chipre, Irlanda y Lituania los propietari­os niegan abiertamen­te una renta a los negros, y esto se extiende al sector de la salud. En Chipre, varias mujeres de ascendenci­a africana dieron a luz en el hospital público de Nicosia, donde se observó que el personal, y principalm­ente las enfermeras, fueron discrimina­torias con la atención ofrecida.

Sin normas para controlar

Lo anterior tiene lugar en un contexto de negligenci­a. “No hay una sola política nacional o europea que se refiera específica­mente a las desigualda­des raciales y la discrimina­ción que sufren las personas negras”, afirma la presidenta de la Red Europea contra el Racismo, Sarah Isal.

“Dada la evidencia abrumadora, esto es impactante. No podemos simplement­e ignorar la vida de los 12 millones de personas negras en Europa. Esta es una llamada de atención para la Unión Europea, para poner fin a la discrimina­ción estructura­l contra los negros. Necesitamo­s un marco europeo de estrategia­s nacionales de lucha contra la afrofobia”, añade

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