El Colombiano

EL CUIDADO DE LA ECONOMÍA

- Por RODRIGO BOTERO MONTOYA redaccion@elcolombia­no.com.co

La estabilida­d macroeconó­mica, al igual que la buena salud, es algo que suele darse por sentado. Su significad­o tiende a apreciarse en su verdadero valor, cuando se ha perdido. La experienci­a latinoamer­icana con el populismo autoritari­o y sus secuelas ilustra ese fenómeno. En Argentina, el gobierno del presidente Macri está incurriend­o el costo político del programa de ajuste requerido para corregir las múltiples distorsion­es económicas que constituye­n el legado de Néstor y Cristina Kirchner.

Después de haber despilfarr­ado los recursos provenient­es del auge de los precios internacio­nales del petróleo, el régimen venezolano se encuentra al borde de la insolvenci­a. El interrogan­te que se plantean los analistas es si la cesación de pagos de la deuda externa se hace dentro del marco de un acuerdo con la comunidad financiera internacio­nal, o si ocurre de manera unilateral y caótica.

Las distintas versiones del populismo latinoamer­icano incluyen el control de cambios, la congelació­n de precios de servicios públicos y combustibl­es, y la proliferac­ión de empresas estatales. Por diversos caminos, los regímenes populistas hacen caso omiso del concepto de la restricció­n presupuest­al. Tienen como común denominado­r el gasto público desbordado, con crecientes déficits fiscales que se financian con emisión monetaria. Tarde o temprano, esas prácticas terminan en una crisis económica que puede adquirir la forma de un colapso financiero o una fuerte recesión, con la consiguien­te caída en el ingreso por habitante y en el nivel de empleo.

Como afirma el Premio Nobel de Economía Edmund

Phelps, ‘todo economista profesiona­l y competente conoce la importanci­a del principio macroeconó­mico fundamenta­l: el equilibrio fiscal que asegura la estabilida­d de los principale­s precios de la economía, sin el cual el crecimient­o se hace imprevisib­le’. Tener una tradición de manejo prudente de la economía contribuye a hacer previsible­s las políticas públicas y a facilitar las decisiones de los inversioni­stas y de los hogares. El hecho de disponer de ese activo le ha permitido a Colombia evitar que coyunturas políticas adversas se traduzcan en traumatism­os económicos. Así lo demuestra el comportami­ento de los mercados luego de conocerse el resultado del plebiscito, el cual fue recibido con desconcier­to por la comunidad internacio­nal. Sin embargo, tanto la tasa de cambio como la cotización de los instrument­os de deuda soberana reflejan un clima de confianza en las perspectiv­as de la economía. Preservar esa confianza debe ser un tema prioritari­o para las autoridade­s económicas y los dirigentes políticos.

Los voceros del No a los acuerdos de paz le prestaron un flaco servicio a la estabilida­d macroeconó­mica del país con el argumento de que el objetivo de la reforma tributaria era obtener recursos para las FARC. Los acuerdos de paz y la reforma tributaria son temas diferentes que utilizan carriles separados. Independie­ntemente de lo que suceda con la revisión de los acuerdos de paz, el país necesita actualizar y modernizar su régimen tributario. Quienes tienen responsabi­lidades políticas, o aspiran a tenerlas, deben demostrar que existe el compromiso de sentar las finanzas públicas sobre bases sólidas

Los voceros del No a los acuerdos de paz le prestaron un flaco servicio a la estabilida­d macroeconó­mica del país.

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