RETOS AGRÍCOLAS
Para el año 2017 los expertos esperan que la agricultura desempeñe un papel importante en el crecimiento del PIB total, la reducción de la inflación, el aumento de las exportaciones, la sustitución de las importaciones y la generación de empleo en las zonas rurales.
Frente al ajuste y la desaceleración de la economía durante 2016, los diversos especialistas consideran que están creadas las bases para que en este año se dinamice el crecimiento general.
A pesar de que existe un consenso en que la infraestructura y la construcción deberán liderar dicho crecimiento, se espera que la agricultura se recupere de los impactos causados por El Niño y que presente crecimientos positivos.
Las cifras sobre siembras, la abundante oferta de alimentos en el transcurso del segundo semestre de 2016 y la buena cosecha cafetera de finales del año pasado indican que la producción agrícola se viene recuperando, lo que constituye un signo de que, si no se presenta ningún fenómeno climático extraordina- rio, en 2017 la agricultura puede retornar, al menos, a las tasas de crecimiento promedio de los últimos años. Estas, aunque mediocres, al menos son de signo positivo y le aportan al crecimiento general del país.
Como se sabe, la meta del Emisor en materia de precios es hacer que la inflación se ubique en el rango meta de largo plazo que está fijada entre el 2,0 y el 4,0 por ciento. Para 2017 se espera que la inflación se ubique alrededor del límite superior de la franja.
Para hacer realidad esta previsión, los expertos consideran necesario que los precios de los bienes agrícolas (que constituyen determinantes importantes de la inflación total) mantengan la tendencia a la baja que han venido presentando durante los últimos meses.
No obstante lo importante de este resultado en materia inflacionaria, debe tenerse en cuenta que una baja exagerada de las cotizaciones agrícolas, motivada por una sobreoferta de alimentos, puede llegar a afectar negativamente el crecimiento sectorial.
La devaluación del peso y las buenas condiciones climáticas deben ayudar a que las actividades de exportación y las de sustitución de importaciones se dinamicen y de esta manera contribuyan a reducir el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, asunto que es de vital importancia para la estabilidad macroeconómica.
Finalmente, el buen comportamiento de la agricultura debe revertir en la generación de empleo agrícola, lo que favorecería la mejora de los ingresos de los hogares rurales y, por ende, ayudaría a reducir los índices de pobreza en el campo.
Los diversos resultados que se pueden esperar de la dinamización de la actividad agrícola durante este año ponen de presente la importancia que para el desarrollo del país tiene el sector agropecuario. De allí que resulte estratégico fortalecer el alicaído marco de políticas e institucional existente, como lo sugieren entidades como la Ocde, Fedesarrollo, el Banco Mundial y la Misión Rural.
Dicho fortalecimiento es todavía más necesario para que el Gobierno cumpla con los compromisos adquiridos en el punto uno del acuerdo de La Habana, asunto que es vital para la consolidación de la paz
Para 2017 se espera que la agricultura ayude en el crecimiento del PIB total.