Novedosa apuesta francesa en arte
La primera “Micro-Folie” francesa y digital, prototipo de una nueva generación de espacios culturales destinados a acercar el arte a zonas carentes de grandes museos e instalaciones artísticas, fue inaugurada en Sevran, un suburbio problemático de París.
La ministra de Cultura, Audrey Azoulay, los presidentes de la RMN- Grand Palais, el Dominio de Versalles, La Villette, la Philharmonie, y responsables del Louvre, el Centro Pompidou, el Museo Picasso, el del Quai Branly y los dos científicos que componen Universciences acompañaron a las autoridades en el acto.
Estas son las instituciones que colaboran en el proyecto llevado por el Establecimiento público de La Villette para crear “una pasarela cultural entre el territorio sevranés y el resto del mundo” y que prepara su segunda sede en otras afueras, esta vez del sureste del país, con la participación del Festival de Aviñón, según los organizadores.
Cada una aporta una selección digital de sus fondos y espectáculos grabados o el acceso a una temática particular, y así el visitante podrá descubrir cerca de 240 creaciones.
Espacio
Bastan 500 metros cuadrados para implantar sus tres módulos: una escena/museo digital con pantalla gigante donde proyectar espectáculos, obras maestras y tesoros culturales; un café para encuentros, bailes, actuaciones, cine y actividades varias; y un taller de creación equipado con impresoras 3D y otros aparatos.
De momento es Sevran, localidad-barriada del departamento de la Seine-SaintDenis situada 25 kilómetros al norte de París que cuadruplicó su población en la segunda mitad del siglo XX, la encargada de explorar la vía de ofrecer acceso gratuito a un espacio cultural de carácter inédito para captar nuevos públicos.
“Es muy fácil, solo requiere una conexión internet de alta velocidad y mañana podemos tener MicroFolies en Valencia, Granada o Murcia”. En seis meses o un año “pueden estar colaborando el Reina Sofía, el Prado o el British Museum”, dijo a Efe Didier Fusillier, presidente de La Villette.
“Es un gran proyecto digital de ambición universal”, tercia Fusilllier, quien aspira a crear, ante todo sin costes exagerados, una red de “Microcaprichos” o “Microlocuras” en territorios alejados de enclaves urbanos