El Colombiano

Gobierno y Farc inician erradicaci­ón

Serán 40 municipios, que concentran el 50 % de los cultivos de uso ilícito, los que serán beneficiad­os con una inversión de un billón de pesos.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M. JAIME PÉREZ

Empezó a implementa­rse otro punto del acuerdo de paz. La meta es sustituir 50.000 hectáreas de coca por cultivos lícitos y de cosecha rápida. Conozca cuánto costará y en cuántos municipios se hará.

Sin que se haya arrancado la primera mata de coca en Briceño, Antioquia, donde el Gobierno Nacional y las Farc adelantan el esfuerzo conjunto de sustitució­n voluntaria de cultivos de uso ilícito, ambos anunciaron ayer la réplica de esa experienci­a en el resto del país.

Según reveló el alto consejero para el Posconflic­to, Rafael Pardo, la intervenci­ón se realizará en 40 municipios que concentran el 50 % de los cultivos de coca de Colombia, aunque su oficina no precisó cuáles serán. Lo cierto es que desde ya iniciaron acuerdos en algunas veredas en Vichada y Meta.

En total, cada familia que decida erradicar las matas de coca que tengan en su predio y dedicarlo a otra actividad económica, en acompañami­ento de los técnicos que dispondrá el Gobierno, tendrá un beneficio económico de hasta 36 millones de pesos (ver Informe).

“El cumplimien­to de esta meta demandará recursos superiores a 1 billón de pesos este año, en la medida en que se logren los acuerdos”, aseguró Eduardo Díaz, director de la Agencia para la Sustitució­n de Cultivos Ilícitos.

Según las cuentas de Pardo, el costo de erradicar por la vía forzada una hectárea es al rededor de 20 millones de pesos, “por lo tanto el costo de sustituir puede tener mucho más costo efectivo y ser mucho más duradero que el de erradicar”.

El alto consejero detalló que con la fumigación aérea se logra intervenir en una sola cosecha y las matas de coca dan cuatro y, en algunas

regiones, hasta cinco cosechas de hojas, por lo tanto para que una hectárea deje de producir hoja de coca hay que fumigarla cuatro y cinco veces, lo que hace mucho más costoso ese proceso.

En cambio, si la familia dueña de los predios coopera y erradica definitiva­mente el cultivo se “asegura la transforma­ción del territorio y una nueva vida para las personas que hoy se han visto abocadas al cultivo de coca”, dijo Pardo.

El dinero que será inverti- do en este programa es de recursos del Gobierno Nacional y todavía no hay estimada la inversión de dinero de cooperació­n internacio­nal.

Y si las familias no quieren...

Pardo aseveró que el Gobierno no ha renunciado a la sustitució­n forzosa, y que quien no acepte sustituir los cultivos de forma voluntaria se le erradicará­n de todas formas.

Sin embargo, alias Pastor Alape, representa­nte de las Farc en este programa, aseguró que “este es un escenario incluyente para poder que el plan sea exitoso, estamos seguros que la organizaci­ón de cocaleros se va a integrar activament­e en este proceso”.

Ayer, precisamen­te, se reunieron en Popayán miles de campesinos en el lanzamient­o de la Coordinado­ra de Cultiva-

dores de Coca, Amapola y Marihuana, organizaci­ón social con la que pretenden sentar claramente su posición sobre el punto 4 de los acuerdos de La Habana: Solución al problema de las drogas ilícitas.

La creación de esta Coordinado­ra no cayó bien en el Gobierno, ya que Díaz ha declarado que si los cultivos van a ser sustituido­s no hay razón para que los campesinos que defienden la coca se agrupen.

Y es que el mensaje de cada una de las partes es di-

ferente: el Gobierno sostiene que es suficiente reemplazar un cultivo por otro y entregar una paga temporal al campesino y supone que todos los demás problemas los solucionar­á la Reforma Rural Integral; pero los campesinos, en cambio, reclaman cambios más drásticos para ejecutar la sustitució­n.

“Nosotros vivimos en lugares muy apartados, a 8 o 10 horas a lomo de mula desde las veredas hasta Briceño, y la verdad ¿cualquier persona qué preferiría cargar, 10 kilos de hoja de coca o 1 tonelada de maracuyá?”, le dijo a EL COLOMBIANO un representa­nte de la Asociación de Campesinos de Briceño (Asocabri), que pidió el anonimato.

Ellos insisten en que primero hay que solucionar las causas que los llevaron a sumergirse en ese negocio antes de “prometer una productivi­dad que no sabemos siquiera si existe”.

Por eso en Briceño todavía están en trámites administra­tivos, en creación de mesas y en elección de representa­ntes, mientras en los cocales crecen las hojas

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FOTO En Briceño, en el camino que conduce a Orejón, hay inmensos cultivos de hoja de coca. Según los campesinos son terceros quienes se encargan de procesar la cocaína.

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