Cartagena leída en clave africana
Un proyecto de la Unesco quiere resignificar los espacios turísticos de Cartagena. Recorrido histórico.
Cuando los turistas del corralito de piedra pasan por la muralla, los cocheros con frecuencia les dicen que las paredes fueron construidas con el sudor y la sangre de los esclavos, sin embargo, esto no es del todo cierto.
Claudia Mosquera, docente investigadora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Nacional, contó en medio de la agenda del Hay Festival que la mayoría de los trabajadores de las murallas de Cartagena fueron presos de la corona española que llegaban a América a pagar su condena con trabajos forzados, pues la mano de obra esclava era muy costosa.
Los esclavos que sí trabajaron en ello lo hacían enviados por sus patrones, a quienes debían entregarles parte de su jornal, pero les dejaban conservar algo para que ahorraran y compraran eventualmente su libertad. El trabajo en la muralla no era del todo negativo para los llegados de África, mientras otros lugares, como Barú, fueron más dolorosos.
Estas historias hacen parte de La Ruta del Esclavo: resistencia, libertad, patrimonio de Cartagena, programa que quiere contar la historia desde la perspectiva de quienes llegaron forzados a la ciudad entre los siglos XVI y XIX.
El proyecto es iniciativa del Comité Científico Internacional de la Unesco, para orientar investigaciones que permitieran rescatar la memoria de los pueblos esclavizados y entender las causas y consecuencias de este fenómeno histórico, dentro de sus preocupaciones estaba que ciudades como Cartagena, patrimonio de la humanidad, no contaran entre los relatos a sus visitantes lo que había sucedido con estas comunidades.
Con esto en mente se empezó una investigación para reconstruir el relato, pues los archivos de la trata desaparecieron y no se cuentan con testimonios completos, sino mediados u ocultos en otras manifestaciones culturales como los cuentos infantiles que todavía comparten algunas comunidades de herencia africana en el Pacífico y el Caribe.
Este trabajo investigativo ha permitido expandir a territorios como la bahía de Cartagena o Tierra Bomba la historia de los
esclavizados, y además de completar poco a poco el mapa de la región, ya se desarrollan otros proyectos en Villa del Rosario, Norte de Santander, donde se firmó el acta de abolición de la esclavitud; en el norte del Valle del Cauca y el Chocó.
En Cartagena, el programa ya capacitó a 22 guías que ofrecen un recorrido en varios idiomas por los diferentes puntos de la ciudad que pueden contar esta historia. Aunque pueda resultar dolorosa, se conocen algunas de esperanza, además es otra forma de acercarse al legado cultural de las comunidades afrodescendientes.
Lugares como la Plaza de la Aduana conservan su nombre, pero el significado se ha olvidado. En sus edificaciones se legalizaba la entrada de productos de ultramar, entre ellos los esclavos. En la Plaza de Santo Domingo varios edificios aledaños eran galpones donde se almacenaban a los esclavos en condiciones inhumanas, con una sola ventana para ventilación.
Recorrido para mirar atrás