LA TIERRA, DE NUEVO
A la manera de un karma histórico, el tema de la tierra en los territorios rurales vuelve a estar en el centro de la agenda pública y de los debates.
Además de la implementación del punto uno del Acuerdo de Paz (la Reforma Rural Integral), que contiene un aparte dedicado especialmente a las acciones que en materia de tierra deben emprenderse, está el espaldarazo que la Corte Constitucional le dio a la Ley Zidres, en virtud de la cual se busca el desarrollo empresarial en cierto tipo de territorios rurales.
De otra parte, en sus recientes intervenciones en el país y en las diversas entrevistas que concedió, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, se refirió a la importancia que el sector rural tiene para alcanzar la paz y a la necesidad de abordar el tema de la tierra para tal propósito.
En ese sentido, indicó que para promover el desarrollo rural se necesita de una fuerte inversión estatal, de tal forma que se reduzca la gran brecha social existente entre el campo y la ciudad. De igual mane- ra, señaló que se debe promover la propiedad de los pequeños productores y la redistribución de la tierra. Respecto a esto último considera necesario que el Gobierno actúe reclamando la tierra cuando haya títulos en disputa.
Al referirse a los subsidios condicionados (como los del programa Más Familias en Acción), considera que este tipo de gasto gubernamental constituye un “buen gasto” y, por tanto, se requiere asegurar los recursos fiscales necesarios para financiarlo.
Para ello, el profesor Stiglitz señala que se deben aumentar los tributos a través de diversos impuestos, como los de los dividendos y las ganancias ocasionales y de capital. Dentro de este grupo de impuestos se refiere, además, a la importancia de incrementar el predial sobre la propiedad de la tierra.
El destacado economista reconoce que es difícil (y toma tiempo) conseguir la aceptación social de un determinado impuesto, porque siempre hay razones para rechazarlo.
Un ejemplo al que se refiere, y que señala en una entrevista del periódico El Tiempo, es el del impuesto a las ganancias de capital, pues siempre se argumenta que con ello se afecta la inversión. Sin embargo, en sus trabajos académicos ha demostrado que un impuesto sobre las ganancias ocasionales y de capital realmente termina estimulando el crecimiento.
Un caso particular de este tipo de impuestos es el de las ganancias ocasionales derivadas de la propiedad de la tierra. Según el Nobel, en sus estudios ha demostrado que, de aplicarse este impuesto en particular, los propietarios de la tierra, en vez de estar dedicados a especular con los precios de la misma (como ocurre hoy en día en Colombia con la tierra agrícola), invertirían estos recursos de manera más productiva. Más aún, el señor Stiglitz destacó la progresividad de este tipo de impuesto.
Finalmente, y para resaltar el papel de la tierra rural en el posconflicto, Stiglitz enfatizó que, en las actuales circunstancias del país, se requiere de una estrategia para el campo que considere, entre otras cosas, la redistribución de la tierra
El profesor Stiglitz señala que se deben aumentar los tributos a través de impuestos como los dividendos y las ganancias ocasionales y de capital.