Antioquia, Atlántico y Pacífico, zonas con mucha violencia sexual.
Anne S. Linder, del CICR, dice que el fenómeno no ataca solo a mujeres, los hombres también son afectados.
La violencia sexual en el conflicto armado colombiano es uno de los delitos invisibilizados, y con un alto índice de subregistro por situaciones directas a las víctimas: el miedo al agresor que sigue en los territorios, los sentimientos de culpa y vergüenza, y el temor al rechazo de la sociedad.
Anne Sylvie Linder es una experta suiza que llegó a Colombia para tratar esta problemática y trabajar con el Comité Internacional de la Cruz Roja en la visibilización de estas agresiones que, según la Unidad de Víctimas, suman 18.594 desde 1985 al 1 de febrero de 2017, y la atención a las personas afectadas.
Linder aseguró en diálogo con EL COLOMBIANO, que uno de los grandes retos para combatir esta afectación es superar el nivel de impunidad que ronda este delito utilizado para intimidar a las poblaciones inmersas en el conflicto armado colombiano.
¿Cómo es el fenómeno de la violencia sexual en el conflicto armado interno?
“La violencia sexual se ha expresado con más recurrencia en la Costa Pacífica y la Costa Atlántica, y entre los cinco primeros departamentos siempre está Antioquia, por afectaciones en Medellín, y en regiones como el Norte, Bajo Cauca y Urabá. Ahí se presentan dos situaciones: una, las afectaciones de las mujeres y la violencia sexual en particular. También los hombres son afectados por la violencia sexual”.
¿Dónde ha tenido más fuerza la violencia sexual?
“Hasta el momento es un fenómeno que se ha expresado con más fuerza a nivel rural, pero poco a poco y a futuro, podemos tener una expresión de esa violencia a nivel urbano porque los matices del conflicto colombiano cambiaron y vamos a estar abocados a esos escenarios”.
¿Cuáles son las conductas más recurrentes de los actores armados en esta problemática?
“En el momento se relacionan los actos sexuales, pero hay otras expresiones como la trata de personas y la prostitución de menores, que son fenómenos que están evolucionando. Muchas de estas víctimas tuvieron varios episodios en sus vidas, algunos dentro del conflicto y otros fuera, lo que muestra que es una problemática importante que no va a desaparecer con el fin del conflicto armado”.
Ahora que Colombia se encamina a procesos de paz con Farc y Eln, ¿qué busca un actor armado con una agresión sexual?
“Es una medida de control so- cial, pero en la mitad de los casos, tal vez un poco menos, establecieron la violencia sexual como una represalia por lo que la víctima ha hecho o dejado de hacer; por ejemplo, cuando no está cumpliendo con una norma del actor armado impuesta, o muchas por represalia por lo que ha hecho o dejó de hacer el hijo, o su compañero. No es como mencionan que son personas que están mucho tiempo en el monte y tiene necesidad, es una conducta premeditada con una intención: tener el control de la población”.
¿Lo han utilizado para mostrar a la mujer como un trofeo de guerra?
“No estaría tan segura de que sea así, pero sí de que lo hacen para callar mujeres que tienen algún tipo de actividad visible en las comunidades, como líderes comunales, entre otras características”.
¿Hay diferentes motivos en las agresiones sexuales en hombres y mujeres?
“Es el mismo propósito: inten- tar callar o castigar ciertas normas establecidas por el actor armado. Por ejemplo, cuando se presentan agresiones contra personas homosexuales se busca imponer normas de comportamiento como que un hombre no va con un hombre o una mujer con una mujer”.
¿Cuál puede ser la ruta para proteger a una víctima de una agresión de este tipo?
“Lo fundamental es esa protección y más cuando seguimos teniendo una violencia, así tengamos un proceso de paz con las Farc, pero hay otros actores presentes. Es importante brindar esos espacios protegidos a las víctimas y son muchas instituciones que tienen la responsabilidad en cuanto a la atención de la violencia sexual”.
¿Colombia ha avanzado en combatir ese delito?
“Se han hecho esfuerzos para la atención integral. El año pasado la Fiscalía creó un protocolo de investigación, el problema en Colombia es que
hay muchas leyes y el funcionario encargado de aplicarlas las desconoce. Hay un gran esfuerzo por capacitar este personal para que sepa cómo proceder”.
¿Qué tanto ayudaría a las víctimas de violencia sexual que los actores cuenten las agresiones hechas, por ejemplo, en el proceso de paz con las Farc?
“Es un delito no amnistiable, y se ha puesto la importancia en que es uno de los más graves, porque en el catálogo hay conductas que puedes haber cometido sin necesariamente querer hacer daño, pero en un fenómeno como la violencia sexual se evidencia la intencionalidad de hacer daño y debe ser juzgado por la Justicia Especial para la Paz. Se tiene que visibilizar para que no vuelvan a repetirse”.
¿Qué tan vulnerables son los habitantes de las ciudades en cuanto a la violencia sexual?
“Es posible que se presente en entornos urbanos esta práctica, y esto es ver cómo va cambiando la violencia o las diferentes caras de la violencia en el país”