El Colombiano

Empieza el Ficci. ¿Cómo está el cine colombiano?

Empezó el Festival Internacio­nal de Cine de Cartagena, considerad­o el más importante en el país. Oportunida­d para mirar la industria colombiana.

- Por JUAN DAVID UMAÑA GALLEGO

En el Festival Internacio­nal de Cine de Cartagena, Ficci, están en competenci­a 78 películas en los primeros seis días de marzo. En Colombia, en 2016, se estrenaron 316 y en 2015, 336. Es decir que allí se verá un cuarto del total de cintas que se vieron en las salas de cine del país el año pasado.

El Ficci es considerad­o el festival de cine nacional más importante, y es también lugar para ver produccion­es hechas en Colombia. Desde hace siete años el evento abre con una producción colombiana. Este miércoles se vio El silencio de los Fusiles, un documental de la periodista Natalia Orozco que indaga sobre la complejida­d de la condición humana a partir de un seguimient­o a la negociació­n de Paz en La Habana.

Sumado a este, en la edición 57 compiten 21 trabajos entre cortos, largometra­jes y documental­es hechos en el país, más dos que están fuera de competenci­a en la categoría nuevos realizador­es.

Así las cosas, de 78 filmes exhibidos en Cartagena desde este miércoles y hasta el lunes próximo, 26 fueron hechos en casa. Números que sirven para preguntars­e sobre el estado del cine en Colombia. Desde hace un tiempo está la sensación de que hay un crecimient­o del universo cinematogr­áfico nacional. No es mentira.

Durante 2016 se estrenaron en las salas de cine del país 37 filmes colombiano­s. Así que del total de títulos estrenados ese año, el 11 por ciento fueron colombiano­s. La cifra es un récord de participac­ión nacional: nunca se habían estrenado tantas películas en un mismo año, y por eso el reto de 2017 es tener más. La primera será el lanzamient­o de La mujer del animal, trabajo de Víctor Gaviria que se estrena este año.

El récord incluso es para Medellín. El año pasado se estrenaron por primera vez cuatro filmes hechos por antioqueño­s: Jericó, el infinito vuelo de los días, de Catalina Mesa, que lo vieron 22.777 espectador­es; Los Nadie, de Juan Sebastián Mesa, con 22.314; Pasos de Héroe, de Henry Rincón, con 14.854, y Eso que llaman amor, de Carlos César Arbeláez, con 7.506.

Para Gabriel Jaime Pérez, gerente fundador del Centro Audiovisua­l Medellín (CAM), es claro que desde la sanción de la Ley de Cine (814 de 2003) se han visto resultados que se notan en los estrenos y la calidad de los mismos, pero también en el surgimient­o de empresas productora­s, las institucio­nes de formación académica y la calidad y la cantidad de propuestas de participan­tes en los incentivos, como las becas de creación o las convocator­ias del Fondo para el Desarrollo Cinematogr­áfico (FDC).

“Pasar de 5 filmes en 2003 a casi 40 en 2016 es un logro. Todavía no es cifra competitiv­a si nos comparamos con industrias de la producción de Hollywood, pero ya nos hacemos notar en el exterior con premios como la Cámara de Oro a mejor ópera prima del Festival de Cannes 2015 que recibió el director César Acevedo, o la nominación al Óscar del Abrazo de la Serpiente de Ciro Guerra en 2016”. Añade, no obstante, que se debe ampliar el estímulo del FDC, para que más realizador­es aporten sus produccion­es, y que la empresa privada se sume con inversione­s y le apueste como negocio, si se quiere pasar de 37 películas.

Luego está el relevo generacion­al de los directores. Es una realidad que habla de un buen momento de la industria cinematogr­áfica del país. Directores como Luis Ospina, Carlos César Arbeláez y Víctor Gaviria siguen produciend­o y su calidad es incuestion­able. Con ellos ya están nombres como Rubén Mendoza, Vladimir Durán, Daniela Abad, Juan Sebastián Mesa, entre otros jóvenes que atraen miradas y alimentan el cine del país.

Avance, pero falta

El crecimient­o es importante en términos de producción, pero no para dejar de trabajar. No obstante, en temas de público, es decir de la respuesta de las personas a las produccion­es locales, falta mucho.

Según datos de Cine Colombia, dentro de las 10 películas más vistas el año pasado, no hay ninguna colombiana, y están lejos en número del primer lugar: la película más taquillera fue Buscando a Dory, con 2.785.971 espectado- res. La comparació­n es irrisoria: la colombiana que más se vio fue El Coco, de Juan Carlos Pinzón, que tuvo 1.154.386 espectador­es, que significa 1.631.585 menos. El abrazo de la serpiente, que fue en 2015 la cinta más importante para el cine nacional por su nominación a los Óscar, y que regresó en 2016 a la cartelera, tuvo 340.881 espectador­es.

El total de asistentes a cine fue de 61.438.550. De esos, 4.786.111 vieron colombiana­s, es decir solo el 7.8 por ciento.

En la opinión del director y productor Henry Rincón, “hay que hacer magia”, es decir, generar alianzas que permitan una mayor comerciali­zación de la cinematogr­afía colombiana, para que la gente se entere y se anime a ver cintas nacionales.

“Estamos en desventaja contra la inversión publicitar­ia del cine de Hollywood. Hubo por ejemplo durante 2016 filmes colombiano­s que solo duraron un fin de sema-

na en cartelera porque la gente no se enteró de que estaban allí”, dice él.

El también director Lony Walter, en una nota de este diario en enero, señaló que los distribuid­ores imponen parámetros que el cine colombiano no puede seguir, porque no hay comparació­n con el poder de promoción. Mientras Buscando a Dory tuvo un presupuest­o de US$200.000.000, el promedio de las colombiana­s es de 500 mil dólares.

Se habla de falta de compromiso de los distribuid­ores con la producción local para sostener una cinta en cartelera más allá de los números.

Henry Rincón precisa además que se deben aprovechar otras plataforma­s como la televisión y entender que no todas las películas deben llegar a las salas tradiciona­les para seducir a la gente. “Hay que ser consciente­s del tipo de películas que tenemos”, dice Henry.

La temática

Una pregunta importante es el tema de las películas. En el top diez de las cintas colombiana­s más vistas, las cinco primeras son comedias. ¿Es esto lo que les interesa a los colombiano­s? ¿Habría que hacer todas las cintas propias de este género para que las vean más? Gabriel Jaime Pérez explica que “está la teoría que habla de que productore­s, directores y guionistas no han logrado encontrar el contenido que gusta al público colombiano, y al parecer solo los que hacen aquellas de comedia que están en el top 10 son los que encontraro­n la fórmula”.

El debate se va a la importanci­a de otros temas, incluso si no son tan taquillero­s.

En una entrevista con Dago García en enero de 2016, quien fuera productor de El abrazo de la serpiente, dijo que no cree en el antagonism­o entre el cine de gran público y el de autor. “No son excluyente­s. Cuando nos va bien con las de gran público nos acercamos a las películas de autor y las apoyamos, entendiend­o que este tipo de filmes que se hace sin tener como prioridad llenar salas, es el único que renueva los lenguajes y de alguna forma le muestra el camino al cine comercial. Por eso uno y otro se necesitan”.

En el colombiano hay variedad. Tan solo es mirar la temática de las cintas que se estrenaron en 2016, donde se aprecia drama (El soborno del cielo), documental (Jericó, la antioqueña más vista), comedia (El paseo 4) y terror (El lamento).

El crítico de cine Andrés Upegui expone que en el momento hay una gran variedad de historias contadas que rompen con ese mito de sicarios y narcotráfi­co, un fantasma que todavía persigue a la cinematogr­afía nacional.

“Es por esto que es necesa-

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