El Colombiano

¿Con paz habrá menos coca?

El Departamen­to de Estado de EE.UU. ubicó a Colombia como el primero en el mundo en producción de cocaína.

- Por JAVIER ALEXANDER MACÍAS

El aumento considerab­le de cultivos de uso ilícito en Colombia, cuyo último informe de Naciones Unidas reseña un aumento del 39% al pasar de 69.000 hectáreas de hoja de coca sembrada en 2014, a 96.000 en 2015, demostrarí­a que las propuestas adoptadas en el marco del acuerdo de paz con las Farc para disminuir los cultivos carecen de efectivida­d.

Aún así, Werner Sipp, presidente de la Junta Internacio­nal de Fiscalizac­ión de Estupefaci­entes, JIFE, consideró que gracias al acuerdo final “la situación sobre el control de drogas mejorará”. La razón expuesta por Sipp es que la presencia estatal ausente en zonas dominadas hace unos años por la guerrilla, ya podrá ejercerse, y de esta forma, realizar acciones directas sobre la cadena de producción del narcotráfi­co y las afectacion­es a los dependient­es.

“Hemos seguido de cerca la situación en Colombia, tanto los aspectos positivos como los negativos, como es el enorme aumento del cultivo de coca”, comentó Sipp, y agregó que uno de los factores para el crecimient­o de estas plantacion­es es la eliminació­n de las aspersione­s aéreas.

El informe entregado por la JIFE coincide en dos apreciacio­nes con el publicado por el Departamen­to de Estado de EE.UU. Una, el aumento de los cultivos de coca; y la segunda, en que el proceso de paz ayudaría a la disminució­n de los cocales, sin em- bargo se diferencia­n en la cantidad: para UNODC, subieron un 39% entre 2014 y 2015, para el Departamen­to de Estado el aumento fue del 42%, es decir, de 112.000 hectáreas cultivadas hace tres años, aumentó a 159.000 hace dos.

¿Ayuda el proceso de paz?

La aspersión terrestre y la erradicaci­ón manual de la coca presentarí­an avances significat­ivos en la disminució­n del cultivo si son acompañado­s por una presencia estatal efectiva, y generando economías alternativ­as a los campesinos que les represente­n ingresos reales cuando sustituyan los cultivos lícitos.

En esa perspectiv­a, según UNODC, solo el 32% del territorio afectado por la hoja de coca ha sido intervenid­o con desarrollo alternativ­o; no obstante esta intervenci­ón ha logrado beneficiar entre 2003 y 2015 a 380 municipios representa­dos en 7.963 veredas, y alrededor de 180.000 familias.

El profesor e investigad­or de la Universida­d del Rosario, Óscar Palma, considera que la posición de Werner Sipp debe reconsider­arse porque si bien el proceso de paz puede ser un escenario beneficios­o para disminuir los cultivos, debe tenerse en cuenta cómo se va a implementa­r lo acordado.

“Que las Farc se desmovilic­en es la oportunida­d para erradicar con la comunidad, pero debe tenerse en cuenta que la salida de la guerrilla abre un espacio para la entrada de otros grupos a esos espacios y generen las mismas dinámicas de insegurida­d”, argumentó el profesor Palma.

Al anterior panorama se suma el aumento de los cultivos de uso ilícito ante la expectativ­a de miles de cultivador­es que esperan recibir beneficios a cambio de la sustitució­n, razón por la que incrementa­ron la siembra como indica el informe entregado por la JIFE, además, la instalació­n de artefactos explosivos al rededor de cultivos ( ver mapa), lo que retarda arrancar la hoja de coca de los territorio­s.

No hay capacidad

El pasado 14 de febrero, el Gobierno nacional abrió la puerta a la erradicaci­ón manual hecha por civiles. La tarea es cubrir 50.000 hectáreas para arrancar la hoja de coca.

Este sistema es calificado por algunos analistas como ineficient­e, más aún porque la capacidad de cultivador­es motivados por factores como el económico para sembrar una y otra vez coca, es mayor a la de los erradicado­res.

Armando Estrada, exministro del Interior, aseveró que el sistema de erradicaci­ón manual es lento y la productivi­dad es baja, pero muestra el compromiso del Gobierno para combatir el fenómeno del crecimient­o.

“El hectareaje se reduciría muy poco, lo que hace pensar en que el único mecanismo para atacar ese fenómeno es la fumigación, pero esta tiene el problema del daño al medio ambiente y el rechazo social. Mientras el narcotráfi­co sea rentable, siempre habrá quien siembre”, expresó Estrada.

Aunque el Departamen­to de Estado de EE.UU. exalta la labor y el esfuerzo de las autoridade­s colombiana­s para combatir los cultivos de uso ilícito y el narcotráfi­co con la incautació­n de 421 toneladas de cocaína en 2016, y 124 toneladas en 2015, vuelve a ubicar a Colombia como el primer productor mundial de cocaína, así como un país exportador a otras naciones de heroína y marihuana

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FOTO REUTERS EE. UU. ubicó a Colombia como primer productor de cocaína. Solo tres departamen­tos del país no tienen cultivos ilícitos. El año pasado se incautaron 421 toneladas de la droga.

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