MÁS DEBATE PARA LA DEMOCRACIA
Somos incapaces de tener un debate de altura, prudente y argumentado. Esta es la crisis que hoy vive el debate político, hoy se cree que atacando o desacreditando estamos debatiendo.
Desacreditar al otro cuando no piensa como uno; atacar a las personas y no las ideas; cuestionar la formación de aquellos que tienen una ideología diferente. Esta es la crisis que hoy vive el debate político. Somos incapaces de tener un debate de altura, prudente y argumentado.
Hoy en día, se cree que atacando al otro, insultándolo o desacreditando su imagen en realidad estamos debatiendo. Empero, debatir implica el uso de argumentos estructurados, que fundamenten y justifiquen las opiniones.
Opinar es fundamental para la construcción del debate público. Y este, a su vez, es imprescindible para el control del poder político. Vivimos en una sociedad mediatizada, donde la posibilidad de opinar y hacer parte de dicho debate público, se ha extendido de manera nunca antes vista.
Sin embargo, la ampliación del escenario del debate (potenciado, afortunadamente, por las redes sociales y el internet) ha llevado también a la precarización del mismo. El internet y las redes son el fundamento de la democracia del mañana, pero es necesario una cultura cívica, bajo la cual entendamos que hacer parte de él implica actuar a su altura. Debatir es respetar.
Escribo estas palabras con son de causa. Soy un liberal de derecha y estudio en un lugar donde mayoritariamente la ideología es de izquierda. He visto de primera mano cómo se desacredita al otro, única y exclusivamente por pensar diferente.
Colombia vivió el exterminio de la Unión Patriótica, partido de izquierda al que se asesinó por sus ideas. Hoy, parece que a quienes somos de derecha se nos acusa y señala. No se nos escucha y debate, sino que se nos ataca. ¿No he- mos aprendido de la historia?
Si tan equivocados estamos quienes creemos en la libertad, como bien lo hacemos los liberales, se nos deben cuestionar estas ideas con argumentos, en un debate ampliado y extendido por las redes, no mediante ataques a nuestra integridad.
En definitiva, estamos en un momento histórico, donde el debate político se masifica cada vez más. Pero nos obliga a respetar y a debatir con fundamento