El Colombiano

El Águila descalza celebra 25 años de Trapitos al sol.

El Águila descalza eestá celebrando las Boda de plata de Trapitos al solsol, que está incrustada en la historia de Carlos Mario y Cristina.

- Por JAIME HORACIO ARANGO

Si hay una obra clave en la historia de El Águila Descalza esa es Trapitos al sol, que está en plena celebració­n de 25 años de haberse estrenado.

Fue el segundo gran éxito de Carlos Mario Aguirre y

Cristina Toro, después del boom que significó País Paisa: fue la comedia que les permitió consolidar su propuesta.

Cristina recuerda que después de este éxito estrenaron Pues Antioquia vos, una propuesta que no alcanzó a volar alto, que no tuvo el impacto esperado, pero con el paso del tiempo se transformó y dio pie a nuevas apuestas.

“Trapitos al sol llegó cinco años después de País paisa y abrió el camino para contar este país a partir de las vivencias de una pareja, que da lugar a más parejas en otras obras”, relata Cristina, sentada en medio del escenario, ante la mirada atenta de Carlos Mario, que la interrumpe para anotar que “es una obra de una vigencia aterradora, que llama a replantear la relación de pareja”.

Lo mismo de antes

Al final de cada función, a manera de ironía, Cristina remata diciendo que afortunada­mente en la actualidad ya no se viven las historia de machismo, maltrato y sometimien­to de las que se ocupa Trapitos al sol.

Ambos coinciden que pese a que a la mujer se ha integrado más al mercado laboral, muchas de esas situacione­s planteadas hace 25 años se siguen repitiendo .

La obra en esencia está intacta, es muy poco lo que han modificado sus textos.

“Es muy cómica, pero dentro de toda nuestra historia siento que es la que tiene más carga dramática”, es la sentencia de Carlos Mario, que reconoce que tras cada función cuestiona el comportami­ento de César, su personaje, por la manera en la que le grita a Marina, el rol de Cristina.

“Aquí no hay ni buenos ni malos, porque el personaje de Marina es una representa­ción de una mujer que se regodea en la autocompas­ión, que tiene como única arma para defenderse la cantaleta y la culpabiliz­ación del otro”. Es la respuesta ante los cuestionam­ientos de Aguirre a su rol.

Aunque la esencia de la historia no ha cambiado mucho, los personajes si han visto pasar los años, pese a que él sigue en el escenario con las mismas piruetas y acrobacias de hace cinco décadas.

“Marina ya tiene 25 años más y los revela, tal como lo hago en mi vida, porque decidí no volverme a teñir, de quitarme los años, porque es una bobada, uno se cuelga de un lado y se descuelga del otro, uno tiene la edad que tiene y yo soy muy feliz con mis 56”, precisa, en medio de risas, Cristina.

Carlos Mario retoma la charla recordando que es una obra de la que el público no sale igual, ya que en medio de las ocurrencia de César y Marina llama a replantear la relación de pareja, y sin dejar que las risas se vayan.

Son 25 años de una historia que le dio vuelo a El Águila descalza. Motivos suficiente­s para celebrar con el público.

En el escenario, Marina y César, 25 años después.

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