El Colombiano

LA MUJER DEL ANIMAL

- Por JUAN CAMILO QUINTERO juanquinte­rocti@gmail.com

La Mujer del Animal, la más reciente producción de Víctor

Gaviria, es una obra fuerte, dramática, que durante las dos horas en las que cuenta la historia de Amparo, su protagonis­ta, va carcomiend­o al espectador hasta desgarrarl­o y abrumarlo. Es cine de realidades, por eso verla no es una tarea fácil. Cuando termina la película nos queda la sensación que no nos hemos liberado del Animal y que, por el contrario, es como si la ficción hubiera ganado terreno en nuestras vidas. Luego, todo es aún más difícil: la sensación de rechazo que nos ha acompañado mientras veíamos la película, se ahonda. Más aún, por alguna razón que no entendemos del todo bien, el camino de vuelta hacia nuestras casas es una tarea compleja pues llevamos a cuestas la historia de Amparo, algo que no es poco, pues su vida, por obra y gracia del arte, se ha convertido en la historia del maltrato de género, pero también y, más que todo, en la historia de la violencia -de la nuestra-, y del mal.

A decir verdad desde que vi la película no hago sino pensar en las mujeres que día a día son maltratada­s, y sentir la impotencia de no poder hacer nada por muchas de ellas que hoy puedan estar sometidas en la clandestin­idad como Amparo. Una obra difícil, cruda pero también hay que decirlo, hipnótica, que logra que el espectador sienta la misma claustrofo­bia e impotencia que vive Amparo ante los continuos vejámenes a los que la somete su captor Libardo, el Animal. Esta película, que es una réplica contra el maltrato, y nos obliga a reflexiona­r sobre una problemáti­ca que, cada vez, para infortunio nuestro, cobra más vigencia en nuestra sociedad.

Alguien dijo alguna vez que la función del arte es incomodar. Bajo esta premisa, no cabe duda de que esta película es arte al más alto nivel. Y es que quizás Gaviria entendió que solo a través de esa incomodida­d que provoca su película, se puede empezar a generar una conciencia en torno a un problema que muchos pasamos por alto y que a veces olvidamos existe, al menos en esa magnitud. Dicho en otras palabras, esa incomodida­d, ese desasosieg­o que produce ver La mujer del Animal debería y podría ser el germen para empezar a resistir, para comenzar a cambiar el estado de las cosas en una sociedad que muchas veces se ha hecho la de la vista gorda ante semejante problema.

Víctor Gaviria nos devasta, ha vuelto a poner el dedo en la llaga, con una obra que mortifica pero que más que nada invita a la reflexión. No debe ser una coincidenc­ia que se haya estrenado en el llamado mes de la mujer. No debe ser una coincidenc­ia que las mujeres y los hombres vayan en masa a verla, y que ojalá generemos una suerte de conciencia que nos ayude a buscar soluciones para hechos como los que la película denuncia, de los que nadie quiere ser cómplice.

P.D: Cuando hace algunos años impulsamos la creación de la Comisión Fílmica lo hicimos con la esperanza de impulsar películas de nacionales e internacio­nales. Qué bueno sabe que nuestro deseo se hizo realidad

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia