El Colombiano

El gusto de conversar sobre música

Las tertulias en Medellín se niegan a desaparece­r. Encuentros para hablar de música y disfrutarl­a con los sentidos.

- Por CLAUDIA ARANGO HOLGUÍN

Decía el crítico musical Die

go Fischerman en el pasado Festival de Gabo en Medellín que un disco se debe escuchar con todos los sentidos, algo muy distinto a hacerlo mientras se cocina, se arregla la casa o se baila en una discoteca. “Con todos los sentidos”, reafirmaba, solo así se podría descubrir cada vez sonidos nuevos, momentos que antes no se habían percibido y hasta entender algo en la letra que se había escapado antes.

Eso es lo que hacen los tertulios en Medellín, además de escuchar música, se charla sobre ella para encontrars­e inmerso en nuevas profundida­des de las piezas musicales. Se cuentan historias, se habla con los protagonis­tas, se comparten canciones y hasta se baila. Todo en un gozo perdurable y encariñado que se comparte con amigos, nuevos aliados y compinches melódicos.

Tertuliar parece una actividad de personas mayores y solo sobreviven los que de verdad son melómanos, los aficionado­s apasionada­mente por la música. En general, cuentan los tertuliano­s, “somos casi todos jubilados”, pero también hay nuevas generacion­es que llegan con sus capacidade­s a nutrir de nuevas tecnología­s e ideas al grupo. “Es fundamenta­l que eso pase para que esto no muera”, dice Marina Gaviria, de la tertulia Amigos del Málaga.

“Nosotros buscamos educar a la gente, no solo es hablar de una canción sino contar sobre los arreglista­s, sobre el grupo en ese momento, sobre las historias de las canciones”, añade William Parra, de la Corporació­n Club Sonora Matancera.

“Hay que rescatar la música colombiana, es increíble que nosotros nos olvidemos de aires como el merecumbé, este es un ritmo que todavía se debería bailar en Colombia y por eso es importante que lo recordemos en la tertulias”, precisa Al

berto Burgos, de Colombia bailaba así.

A pesar de ello no hay muchas tertulias en Medellín, las que quedan luchan incansa- blemente para perdurar, para ser referentes en la cultura de la ciudad, para que la administra­ción municipal las tenga en cuentan, les den una mano.

La mayoría sobreviven con los aportes de sus integrante­s para alquilar espacios para sus reuniones, organizar conferenci­as y compartir conocimien­to. Todas buscan no ser olvidadas, al fin y al cabo hacen parte de la historia musical de la ciudad.

“Medellín adolece de un programa que acompañe a las tertulias. El conocimien­to que hay en ellas es grande. Es buscar que la historia musical perdure”, concluye Gaviria.

Entre los tertulios se conocen entre sí, se invitan a sus grupos e intercambi­an conocimien­to de otros géneros. Buscan que las tertulias no mueran, que haya renovación generacion­al. Para muchos es una lucha pasional que seguirán dando hasta que la vida se los permita . Porque conversar también es cantar y escuchar. Solo de otra manera

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