En La Unión salieron para recordar al Chapecoense
Imágenes de fallecidos en el vuelo de LaMia se exhibieron en el Parque. Objetos recuperados pueden ser vistos por el público.
Olvidarlos, jamás. Y no les cuesta trabajo. En los corazones de los habitantes de La Unión hay un espacio para los integrantes de la delegación del Chapecoense y el resto de los fallecidos en el vuelo de LaMia, el pasado 28 de noviembre en el Cerro Gordo de ese municipio del Oriente antioqueño.
Y ese recuerdo, un sello de hermandad suscrito por la tragedia, se evidenció el sábado pasado cuando más de 3.000 personas llegaron al parque principal de la localidad para ser parte de un sentido homenaje.
En los árboles, reposaban las fotos de las 76 víctimas del siniestro. Les rezaron y pusieron flores. La nostalgia se dejó sentir en una tarde fría.
Durante la noche, un video con saludos y agradecimientos de los familiares dejó constancia que los miles de kilómetros que separan a La Unión de Chapecó solo están escritos. “Los dos pueblos son uno solo”, replicó uno de los presentadores del acto conmemorativo.
Más tarde vino la música. La orquesta de la Policía Nacional dejó claro que a quienes viajaron antes de tiempo hay que recordarlos con alegría.
Un multitudinario bingo, con el propósito de recaudar recursos para la construcción del campo santo en el lugar del accidente, cerró la noche de homenaje.
“Cumplimos la meta que nos habíamos trazado. La gente se solidarizó y el sueño de tener una capilla, museo y canchas en el Cerro Chapecoense (como se llama actualmente lo que antes era Cerro Chapecoense), está cada vez más cerca”, dijo Jennifer Restre- po, una de las organizadoras, y secretaria General de la Corporación Binacional de Hermandad La Unión Chapecó, promotora de la iniciativa.
Sede para los objetos
Un primer anhelo de la Corporación Binacional creada por habitantes de La Unión, es el de recuperar la mayor cantidad posible de objetos tomados por campesinos de las ruinas del avión, y entregárselos a familiares de las víctimas.
Los resultados fueron impensados. Con una campaña de sensibilización por medio de emisoras locales y voz a voz, lograron que muchos optaran por devolver elementos como camisetas, pantalonetas, medias, guayos y hasta un moderno equipo de reanimación física.
Los guardaron en las casas de algunos integrantes de la Corporación, y entonces surgió la necesidad de tener una sede propia, un lugar abierto al público, en el que turistas y habitantes pudieran ver lo que se iba recuperando.
Y a bien se logró. El sábado pasado fue la oportunidad para mostrar la casa, en pleno parque, y en la que, aunque por tiempo limitado—pues esperan entregar pronto a los familiares esos objetos—se exhiben cerca de 150 elementos entregados por campesinos, la mayoría, de manera anónima.
“En redes sociales enviamos mensajes y el párroco del pueblo, Sergio Botero, durante las eucaristías, invita a las personas a devolver los elementos. Es una campaña de sensibilización para que todos esos objetos que la gente tomó, quizá por curiosidad, sean devueltos”, explicó, Juan Carlos Vallejo, otro de los promotores de la iniciativa.
Restrepo, al igual que Vallejo y Julián López, otro de los chicos que dan forma a su sueño, dieron un paso fundamental en la materialización de su proyecto. La sede de la Corporación está abierta y lo más importante, dice la joven, esta la solidaridad de toda la población