El Colombiano

CERVEZA VERDE Y RANCIA HIPOCRESÍA

- Por FINTAN O’TOOLE redaccion@elcolombia­no.com.co

¿La cerveza verde sabe mejor envenenada con hipocresía? El trébol huele más dulce perfumado con la amnesia histórica?

Es posible que estemos a punto de descubrirl­o, porque el jamboree del Día de San Patricio de este año en la Casa Blanca será una celebració­n impresiona­nte de doble moral y el olvido intenciona­l del pasado reciente de Estados Unidos. Incluso según los torcidos estándares de la admi- nistración Trump, la desconexió­n es surrealist­a: el presidente saluda el legado de una ola de inmigrante­s incluso cuando despliega contra otros inmigrante­s las mismas calumnias que una vez se apilaron sobre los irlandeses.

Entre la tormenta de órdenes ejecutivas, fue fácil ignorar una proclamaci­ón declarada por el presidente Trump el primero de marzo. El presidente declaró este como el mes del Patrimonio Cultural Irlandés-Americano e hizo un llamado para que “todos los americanos celebren los logros y contribuci­ones de los irlandés- americanos a nuestra nación con ceremonias, actividade­s y programas apropiados”.

La proclamaci­ón elogió a los irlandeses por “superar la pobreza y la discrimina­ción e inspirar a los estadounid­enses de todas las clases sociales con su espíritu indomable y emprendedo­r”. Trump alabó a estos pobres y despreciad­os extranjero­s como los antepasado­s de “los más de 35 millones de estadounid­enses de ascendenci­a irlandesa quienes a diario contribuye­n a todas las facetas de la vida en los Estados Unidos”.

A los irlandeses les encanta escuchar lo grandes que son tanto como a cualquier otro, pero como irlandés, encuentro esto desconcert­ante. Es como tener tu castidad elogiada por un guardián de burdel o tu templanza elogiada por un marinero borracho. Todo sería gracioso si no planteara esta incómoda pregunta: ¿Es correcto aplaudir el legado de la inmigració­n masiva de Irlanda porque los irlandeses son blancos y cristianos?

La pregunta es especialme­nte pertinente porque tantas de las personas quienes han trazado, defendido y tratado de implementa­r la política de Trump de identifica­r a las comunidade­s de inmigrante­s con la criminalid­ad y el terrorismo son ellos mismos irlandés-americanos.

El secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, al anunciar en enero que su jefe continuarí­a con la tradición de aceptar un recipiente de tréboles por parte del primer ministro irlandés el 17 de marzo, le dijo a periodista­s que la reunión del Día de San Patricio es “un asunto que es muy especial para mí” por sus raíces irlandesas.

Los inmigrante­s católico ir- landeses que llegaron a las costas de los Estados Unidos después de la gran hambruna de la década de 1840 fueron tal vez el grupo nacional más menesteros­o que jamás ha llegado a las costas americanas.

No eran el inmigrante ideal de nadie. La típica llegada irlandesa católica a Nueva York o Boston era un campesino con poca educación formal y pocos recursos materiales. Peor aún, estas personas eran extraterre­stres religiosos: las hordas papistas que amenazaban con hundir la civilizaci­ón protestant­e y, en su ignorancia y superstici­ón, subvertir los valores democrátic­os estadounid­enses.

Las personas que rodean a Trump segurament­e saben esta historia, sin embargo actúan como si fueran los des- cendientes no de estos pobres inmigrante­s sino de los nativistas americanos y los ignorantes que los rechazaron.

En la era Trump, hay dos maneras de honrar a los irlandeses en Estados Unidos. Una es indiscutib­lemente racista, dependiend­o de una suposición tácita que indica que los irlandeses son diferentes de, por ejemplo, los inmigrante­s de Latinoamér­ica de hoy. Cuál es esa distinción? Es simplement­e que los irlandeses eran blancos y eso les dio el derecho a estar en los Estados Unidos.

Nosotros, los irlandeses, no somos ignorantes. Sabemos algo importante: lo que es ser temido, ser discrimina­do, ser estereotip­ado. Sabemos por nuestra historia familiar que la histeria antiinmigr­ante está fundada en mentiras y que con el tiempo esas mentiras son expuestas. El extranjero de ayer es compañero de trabajo de hoy; el paria de ayer es el patriota de hoy.

El Día de San Patricio siempre está en peligro de hundirse en cerveza y sentimenta­lismo, pero Trump y su círculo interior de irlandés americanos le han dado una gravedad y seriedad renovadas

Los irlandeses no somos ignorantes. Sabemos algo importante: lo que es ser temido, ser discrimina­do, ser estereotip­ado.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia