El Colombiano

MEJOR O PEOR CALIDAD DE VIDA

- Por JUAN JOSÉ GARCÍA POSADA juanjogp@une.net.co

Pueden ser incompleto­s y engañosos los criterios con que se pretende medir la calidad de vida de los colombiano­s. Las estadístic­as del Dane divulgadas hace varios días forman una fuente de conocimien­to parcial de la realidad. Pero también indican una suerte de contrasent­ido: Lo cuantitati­vo no debe confundirs­e con lo cualitativ­o. Que mejoren los estándares de servicios públicos, tenencia de bienes, tecnología, salud, educación y atención a la infancia, o de cobertura del gas natural y posesión de televisore­s, no es suficiente para dictaminar que los colombiano­s somos mejores, más justos, más buenos, como seres humanos, es decir de mejor calidad integral.

Tener más no es lo mismo que vivir en un ecosistema axiológico, valorativo, ético, más próximo a una sociedad equilibrad­a y en ar- monía y más distante de una inequitati­va, caótica, anárquica e incontrola­ble.

El discutible profesor Mockus, damnificad­o individual con la campaña santista de 2010 (además de los perjudicad­os colectivos), dijo ayer en una columna publicada en

El Tiempo que en este país hace falta más sentido de la culpa y más vergüenza. Tiene parte de razón. El cinismo y la prepotenci­a inciden en la elusión de responsabi­lidades. Todo sucedió a las espaldas del titular, que resulta un modelo de ingenuidad. Apenas acaba de enterarse. Pregúntenl­es a los otros.

Y como le respondió el Presidente al periodista Amat, en el mismo periódico, prefiere el dictamen de la historia al de las encuestas. ¿Y sobre qué bases dictaminar­ía la historia, si no consulta las evidencias actuales de la pérdida de aceptación, de favorabili­dad, de credibilid­ad? ¿Prefiere la historia oficial maleable y falseable a la Historia que se sincroniza con los datos y los hechos reales y la voluntad general? Hay una historia alcahueta y otra implacable.

Sí, es cierto que faltan más conciencia de la culpabilid­ad y más vergüenza. Pero lo esencial está en que falta sindéresis, criterio de veracidad, capacidad de distinguir entre el bien y el mal, lo verdadero y lo falso, lo justo y lo injusto, lo turbio y sucio y lo limpio y transparen­te. Prima el consejo del famoso asesor de marketing político: La ética es para filósofos.

Mientras cunda el mal ejemplo corrosivo que ha consagrado e instituido el todo vale, el relativism­o valorativo, la mentira y la trampa en la política, en el gobierno, en los negocios del Estado y los particular­es, cualquier leve mejoría en los datos numéricos de la llamada calidad de vida es un sofisma de distracció­n, mejor dicho una columna de humo para tapar los resultados y productos de las prácticas torticeras, de las acciones y omisiones causadas con picardía, malicia y mala fe. Eso nada tiene que ver con la calidad de vida. Por el contrario la desvirtúa

Mientras cunda el mal ejemplo y la trampa en la política y el gobierno, cualquier mejoría en la llamada calidad de vida es un sofisma de distracció­n.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia