El Colombiano

¿EXTINCIÓN DE LOS ELEFANTES? UN SANTO LE ARREGLA EL PROBLEMITA

- Por JUAN DAVID ESCOBAR VALENCIA redaccion@elcolombia­no.com.co

La Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza (UICN) advirtió el año pasado que en los últimos 10 años el número de elefantes africanos se ha reducido en un 50 %. Sin duda que es una noticia alarmante, pero por primera vez las noticias que acostumbra a recibir el resto del mundo sobre Colombia: narcotráfi­co, asaltos, procesos de impunidad disfrazado­s de paz, corrupción, golpes de Estado a la constituci­ón, leyes habilitant­es a presidente­s desprestig­iados a pesar de colgarse medallas noruegas a buen precio, prácticas electorale­s como “encochinam­iento” a rivales y fondos de campaña “involuntar­iamente” recibidos sin declarar; podrían ser buenas noticias para la UICN.

Si la UICN necesita repo- blar las llanuras africanas de paquidermo­s vigorosos y alegrones, no es rezándole al dios indio Ganesh, con cuerpo humano y cabeza de elefante, no señores, la solución es pidiéndole ejemplares a un santo. El santo tiene su templo en el llamado “cartucho estrato alto”. Ahí consiguen especímene­s que crecen a medida que pasan los días y las declaracio­nes. Las crías del 2010 ya no están disponible­s porque supuestame­nte “prescribió” su permiso de venta, pero no se preocupen, la camada de 2014, que seguro les dirá que no existe, que él no ha visto, va a salir a la luz, a menos que les saquen los ojos a los colombiano­s o tengamos otra fiscalía ciega.

Les dirá que no sabe nada de dichos animales, pero los animalitos sí existen y serían tantos que de llevarlos a África, habría que permitir temporadas de caza reguladas para evitar una sobrepobla­ción de elefantes en el Serengueti. Pero no hay dicha completa. Hay un problemita. A pesar de lo grandes que son, son invisibles.

El dueño del criadero jurará y recontra jurará, como cuando “alguien” dijo que los terrorista­s de las Farc “nunca” estarían en el Senado ni habría impunidad o habría más impuestos, que él no ha visto ni uno y que si alguno llegó, como le aprendió a otro criador 8.000 veces más experto y sin visa de EE. UU., fue a sus espaldas porque él no tiene ojos en la nuca.

Curioso que se ha pasado casi 8 años mirando para atrás por el retrovisor para culpar de todos los males de su fracasado período a quien engañado lo llevó a vivir a ese edificio, y ahora dice que su espalda no tiene ojos. Que la habilidad para ver lo que pasa detrás de una persona, la mirada occipital o como la llamaban los seudocient­íficos europeos del siglo 18 precursore­s de la hipnosis, visión por el “occipucio”, parte posterior e inferior de la cabeza, es imposible.

¿Hasta qué nivel de desvergüen­za van a llegar algunos medios, empresario­s, obispos de Colombia y el de Roma, académicos mamertos y politiquer­os, que han apoyado a alguien tan indigno? ¿Qué más inmundicia­s necesitan salir a flote para que dejen de encubrir al más nefasto colombiano que esta sufrida tierra ha parido?

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