Los ríos no son una frontera confiable entre los países
La delimitación de las fronteras no debe seguir el curso de los ríos. A esta conclusión llegó Germán Vargas Cuervo, docente del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional, quien emitió su concepto a propósito de la reciente escaramuza limítrofe entre Colombia y Venezuela.
El incidente se presentó la semana anterior, cuando un pelotón de soldados del país vecino atravesó el río Arauca e instaló un campamento en una finca del municipio de Arauquita. Izaron la bandera venezolana y manifestaron que aquel lugar hacía parte de su jurisdicción, en particular del estado de Apure.
El pasado 23 de marzo, la Cancillería de aquella nación expidió un comunicado, en el que aclaró: “sobre la zona ubicada en el río Arauca, susceptible de alteraciones producto de cambios climatológicos, cuando se han presentado discusiones se activan los mecanismos diplomáticos para que se diluciden las coordenadas sobre los límites establecidos. En esta área el cauce fluvial se modifica constantemente producto de la crecida del río”.
En respuesta, la ministra de Relaciones Exteriores colombiana, María Holguín, y el de Defensa, Luis Villegas, enviaron a los encargados del tema en cada Ministerio. Gracias al diálogo, el fin de semana se produjo la salida de los uniformados venezolanos.
Pero quedó en el aire una inquietud: ¿los ríos sí son un límite preciso para definir las fronteras entre territorios?
El profesor Vargas, citado por la Agencia de Noticias UN, explicó que “las características de los ríos de llanura hacen que la movilidad del cauce sobre el lecho mayor sea alta, con desplazamientos hasta de 100 metros al año en forma lateral o frontal”.
Advierte que para definir límites fronterizos sobre cauces fluviales, “equivocadamente se usan puntos geodésicos fijos (posición geográfica exacta) que amarran líneas de frontera fijas sobre el talweg del cauce fluvial (la zona más profunda) en el momento de su registro, sin tener en cuenta que estos sistemas naturales son altamente dinámicos”.
Esas condiciones provocaron la aparente confusión que condujo a los militares venezolanos a territorio araucano