El Colombiano

EL LATERAL IZQUIERDO

- Por JUAN DAVID RAMÍREZ CORREA juanda@une.net.co

Tomo prestada una frase de un amigo, él sabrá entender el usufructo sin permiso. “¡País con psiquis mafiosa!”, esas fueron sus palabras y las tomo porque describen a la perfec- ción las prioridade­s que tenemos en esta tierra, esas que están por encima de cualquier lógica humana.

Prioridad: sí o sí hay que clasificar al Mundial de Fútbol de Rusia. Como sea, para allá vamos porque vamos. Profe Pekerman, salve la patria, que en época de Mundial pasamos muy bueno. Profe, su sabiduría es palabra mayor, lo que necesite es sino que diga. Entonces, aparece la convocator­ia a la selección de Pablo Ar

mero a ver si de pronto mejoramos nuestra mayor falencia, el juego por las bandas. Es que no tenemos un lateral izquierdo que dé la talla.

Pablo Armero tuvo su cuarto de hora durante el Mundial de Brasil. Hizo y deshizo por la banda izquierda. Ahora, que no cuaja el juego del combinado nacional y que estamos ávidos de laterales, pues Miñía, como le dicen, le conviene al equipo. Eso es lo bonito del fútbol.

Listo, todo bien con Armero, diría el Pibe. Pero resulta y acontece que lo último importante que recordamos de él fue verlo vestido con una piyama naranja parado ante un juez en una corte de los Estados Unidos, mientras recibía sentencia por violencia intrafamil­iar. El año pasado, en Miami, Armero quiso obligar a su esposa – María Elena Ba

zán- a tener relaciones sexuales. Ante la negativa de la mujer, al morocho se le ocurrió agarrarla del pelo y trasquilar­la. Una sutileza que se le iba saliendo de las manos, diría. Simplement­e una muestra más de lo que puede hacer el espíritu troglodita de aquellos que ven a las mujeres como propiedad privada para disponer y desfogar la libido.

Y como aquí no hay memoria sino Selección, pues bienvenido de nuevo Miñía a tu familia tricolor. Al carajo las más de 15.000 mujeres que fueron agredidas el año pasado por sus parejas. A ellas, qué pecaíto, les tocará verte jugar y recordar en tu sabrosura a esos verdugos que les jodieron la vida. Frescos: si es por la selección, no importa. Se hace lo que sea.

Ahora, parémonos en la otra orilla. Pensemos en Armero y lo afligido que debe estar por esta situación. Al referirse al tema dijo que era un asunto de su “vida privada”. Qué gambetazo hiciste, Miñía!, diría el cantante del gol. Error, en la vida privada o en la pública no se les pega a las mujeres. Eso es demasiado obvio. Es como si un narcotrafi­cante justificar­a traquetear porque hace parte de su “vida privada”.

Esa es la psiquis mafiosa: una justificac­ión para todo lo que convenga, porque para Armero la convocator­ia significa una palomita más para revaloriza­r su cotización y borrar el descache tan verraco que tuvo con su esposa.

Está bien, no le demos tan duro. Cometió un error y, probableme­nte, el arrepentim­iento lo carcomió durante un buen rato. Ahora que entramos en etapa de reconcilia­ción, pues confiemos en que no volverá a trasquilar a su mujer. Armero seguirá jugando, pero el hecho de que necesitemo­s un lateral izquierdo no significa olvidar que está en el deshonroso club de machos equivocado­s sobre el valor de la mujer, esos que tanto joden al país, esos que alborotan la psiquis mafiosa de Colombia

Esa es la siquis mafiosa: una justificac­ión para todo lo que convenga, porque para Armero la convocator­ia significa una palomita más.

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