EL AIRE QUE TENEMOS ES RESULTADO DE TODOS
Ha sido una semana muy difícil en nuestra ciudad asociada a las emisiones contaminantes que todos los ciudadanos producimos en el Valle de Aburrá. La discusión, como suele ocurrir en estos tiempos, no tardó en trasladarse a las redes sociales, con las ventajas y desventajas que esto supone. Quedó claro que tenemos un problema ambiental y también que lo que se dice en redes muchas veces son verdades a medias o afirmaciones falsas replicadas por muchos.
El problema de contaminación que vive Medellín es una sumatoria de fuentes emisoras, unas más que otras, pero también de situaciones geográficas y climáticas. Según estudio de los ingenieros Enrique Posada y
Johan Almanza, de la firma INDISA, al comparar a Medellín con 24 ciudades en el mundo, entre 2012-2015 y correlacionando factores como la pluviosidad, velocidad del viento, densidad habitacional, nubosidad, entre otros, logran demostrar que el habitar un valle rodeado de altas montañas, con vientos de bajas velocidades, nubosidades de alta densidad y de gran densidad vehicular, la concentración de material particulado (PM) claramente será mayor que en la mayoría de las ciudades analizadas. De otro lado, las ciudades más desarrolladas económicamente, dice el estudio, emiten menos material particulado que las subdesarrolladas. Estudio que sirve para la discusión de quienes pretenden señalar a la industria local como una de las mayores aportantes a la crisis ambiental que vivimos.
Reconociendo que la industria formal no es el mayor problema, ni colocando más pico y placa es la solución, las mejoras al aire deben ser pensadas desde la disciplina de cada uno de los habitantes del valle. Según estudios realizados por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá AMVA, el parque automotor pasó de 478.000 en el 2005 a 1.347.736 en el 2015, con incrementos muy importantes en automóviles y motos, pero no necesariamente siendo estos los mayores emisores. Según el AMVA y la UPB, los principales contribuyentes de material particulado 2.5 -el más dañino para la salud- son las fuentes móviles con el 79 %. Entre estas últimas el ranquin lo lideran los camiones con 36 %, las volquetas 22 %, las motos 19 % y los buses 10 %. A esto súmele un 40 % de la flota de transporte rodando por la ciudad con promedios mayores a los 16 años de vida, con tecnologías de captura de emisiones viejas que generan un gran impacto en el ambiente.
Siendo enfáticos en que las ensambladoras de vehículos vienen cumpliendo con la normatividad EURO vigente, parte del problema está lamentablemente en la corrupción, la falta de operativos contra las chimeneas y la indisciplina ciudadana. Para nadie es un secreto que algunos centros de diagnóstico no realizan correctamente la revisión técnico-mecánica, que hay talleres en la ciudad que cuadran el motor del vehículo para que pase las pruebas y que también hay tramitadores que falsifican los certificados. Situación en la cual debe actuar la autoridad Municipal con resultados concretos. Los operativos no pueden ser solo en esta época, hay que mejorar la capacidad de actuación. Todos vemos muchas chimeneas a diario y muy pocos sancionados. Pero si bien el problema ambiental es estructural, las medidas deben estar en la cultura de cada uno de los ciudadanos, la cultura de jugarle limpio al aire que respiramos y de cada uno hacerse responsable de sus emisiones, haría un gran aporte para tener un mejor aire para nuestros hijos.
p.d: Ojo, por unas pocas empresas, no podemos generalizar sobre el aparato productivo gran generador de empleo. Las medidas de pico y placa no son la solución estructural al problema