El Colombiano

GUARDIA INDÍGENA, HISTORIA DE RESISTENCI­A PARA PROTEGER A LOS RESGUARDOS DEL CONFLICTO ARMADO

Por décadas, este cuerpo del orden ha defendido a las comunidade­s indígenas de los vejámenes de la guerra.

- Por RICARDO MONSALVE GAVIRIA

Trabajan por su comunidad. Su misión no solo se centra en custodiar su territorio, evitar que sea vulnerado o vigilar su ecosistema, también se encargan de que en el interior de cada resguardo se mantenga el orden y se cumplan las normas de convivenci­a. Esas son algunas de las funciones de la guardia indígena, un grupo exclusivo de esas comunidade­s que por décadas ha logrado sobrevivir a todos los embates y vejámenes que trae consigo el conflicto armado colombiano.

Sus armas son el valor, amor por su comunidad y un bastón de mando hecho con madera (algunos con forma de fusil), que a lo largo de los años han sido sufiencien­tes para mantener el control y para expulsar de ellos, pacíficame­nte, a grupos armados legales e ilegales.

“Han sido muchas las experienci­as en las que la guardia ha salvado la vida de las personas, de líderes, a comunidade­s enteras de tragedias”, dice Juvenal Arrieta, consejero de la Organizaci­ón Indígena de Antioquia, ONIC. Y es cierto. En ocasiones incontable­s, los guardianes de las etnias se han internado en la selva para traer a civiles secuestrad­os, incluso han retenido soldados o guerriller­os que han entrado en su territorio, pues aseguran los pone en riesgo.

Juvenal recuerda una historia ocurrida en 2014 cuando las Farc asesinaron a dos guardias en Toribío, Cauca.

“Ese asesinato generó la reacción de unos 300 guardias que con sus bastones, y un valor inmenso, emprendier­on la búsqueda de esos guerriller­os, los capturaron y luego se les pudo hacer un juicio público conocido en todo el país (ver ayuda). Allí se demostró que no se necesitan las armas ni la violencia para aplicar justicia y ejercer control de la población en un territorio”, afirma Juvenal.

La labor de un guardia no solo se limita a cuidar su territorio de agresiones externas, también es de control social, protección a comuneros, cabildos, autoridade­s indígenas, cuidado de los ríos, bosques, sitios sagrados o de las zonas econológic­as. Juega un papel social que resulta determinan­te en el desarrollo y la organizaci­ón de los pueblos étnicos a nivel nacional.

José Danilo Vaquiaza es guardia mayor encargado del resguardo Karmata Rúa, ubicado en Jardín, Suroeste de Antioquia. Lleva 17 años y ayer fue uno de los que lideró la seguridad en la rendición de cuentas del Gobierno Nacional. “Nosotros como guardia le prestamos seguridad a nuestra comunidad y los demás civiles”, dice Vaquiaza.

En este caso, la Fuerza Pública se mezcla con los guardianes y son ellos quienes tienen el control de la situación, pues están en su territorio. “Es parte de nuestra reponsabil­idad, de nuestro trabajo y eso significa que no solo estamos para defender nuestras tierras”, agrega José Danilo.

Precisamen­te, Esteban Tamaníz, guardia departamen­tal quien también hizo parte de toda la seguridad de la rendición de cuentas, narra que en su comunidad Helmeregil­do Chaquiama han sido afortunado­s porque no les tocó sufrir la guerra, “solo en 2002 logramos evitar que a nuestro territorio llegara un grupo paramilita­r, de resto nuestro trabajo en su mayoría ha sido para el interior de la comunidad y eso significa que ejercemos control cuando se presentan violacione­s a normas internas. En esos casos y con au-

torización de las autoridade­s principale­s, que es el Consejo de Conciliaci­ón y Justicia, se detiene al infractor y se deja a disposició­n de la justicia indígena”.

Esteban explica que en muchas comunidade­s, en donde no hay riesgo por el conflicto, el ingreso a la guardia se puede hacer desde muy temprana edad. “Hay niños y niñas desde los 10 años que se pueden dedicar al tema del cuidado ecológico, eso sí, tienen que tener muchas cualidades para ingresar; muchos desean pertenecer a la guardia, es un honor”.

Pero también en otras comunidade­s lejanas, como las del Alto Baudó, en Chocó, los jóvenes ingresan a la guardia como en una especie de servicio militar, esto para evitar ser presa fácil de los grupos ilegales que buscan reclutarlo­s.

La proyección de la guardia

Juvenal Arrieta, quien hasta hace poco también perteneció a la Organizaci­ón Nacional Indígena de Colombia, reveló que la intención de las comunidade­s es aumentar el número de la guardia indígena para afrontar un escenario de posconflic­to.

“A nivel nacional hemos venido creciendo de manera importante, pues hasta el año pasado teníamos un registro de 45 mil guardias, y la proyección que tiene la Organizaci­ón Nacional Indigena de Colombia es que a 2025 o a 2030 se pueda contar con unos 100 mil guardias en todo el país, que van a jugar un papel muy importante en el escenario del posconflic­to con el tema del control territoria­l”, afirmó el líder indígena

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FOTO DONALDO ZULUAGA Guardias indígenas, como el de la foto, equipados con cerbatana o bastón de mando, se han defendido de los grupos ilegales. Ahora se proyectan para el posconflic­to.
 ?? FOTOS DONALDO ZULUAGA ?? Hombres y mujeres hacen parte de la guardia indígena en los diferentes resguardos del país.
FOTOS DONALDO ZULUAGA Hombres y mujeres hacen parte de la guardia indígena en los diferentes resguardos del país.
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