El Colombiano

AHORA NETFLIX ES TODO PULGARES

- Por TOM VANDERBILT redaccion@elcolombia­no.com.co

Netflix, como podrá haber escuchado, está acabando con sus estrellas. En una rueda de prensa recienteme­nte en su sede principal en Los Gatos, California, la compañía anunció que se está deshaciend­o de su sistema de calificaci­ón de cinco estrellas y lo cambiará por dígitos binarios: específica­mente el pulgar hacia arriba o el pulgar hacia abajo.

“Ahora es más fácil decirnos lo que le gusta”, promete el sitio.

Las estrellas estaban de salida por varias razones. Por un lado, Netflix estaba haciendo la transición de una empresa de alquiler de DVD a una compañía de streaming. Dependía menos de usted decirle lo que le gustaba, (por medio de las calificaci­ones), porque ya sabía lo que a usted le gustaba, simplement­e con analizar lo que había visto.

Y solía haber una brecha entre los dos comportami­ento. Las personas califican de manera aspiracion­al, pero veían cosas de manera situaciona­l. Sí, usted le dio una calificaci­ón de cinco estrellas a “Ese Documental Importante” cuando por fin tuvo tiempo de verlo, pero al final de un día estresante en la oficina, con más frecuencia se iba con algo más agradable como “Los seis hermanos ridículos”.

Pero por qué suceden las calificaci­ones aspiracion­ales en Netflix es intrigante, dado que nadie más ve su lista de Netflix. Solo es usted, haciendo click hacia una mejor versión de usted mismo.

Otra razón para el cambio de Netflix de estrellas a pulgares es que, en términos de científico­s de datos, las calificaci­ones con estrellas son “bullosas”. Puede que yo haya pasado unos cuantos minutos racionaliz­ando mi calificaci­ón de 3,5 estrellas, pero desde el punto de vista de la recomendac­ión, no era mucho más útil que simplement­e decir si me gustó o no.

La compañía de música Pandora una vez trató de solicitar las opiniones de los oyentes en cuanto al porqué le dieron pulgar hacia arriba o pulgar hacia abajo a una canción. El experiment­o terminó rápidament­e cuando la compañía se dio cuenta de que esencialme­nte no había nada que pudiera hacer con las variadas respuestas.

Incluso cuando las personas tienen la opción de dar calificaci­ones con estrellas, la investigac­ión ha demostrado que las respuestas tienden a agruparse en los extremos de uno y cinco puntos, sirviendo como un pulgar hacia arriba o hacia abajo de facto.

(Esta fue una razón por la que YouTube también abandonó sus estrellas a favor de los pulgares). El pulgar, como lo sabe cualquiera que haya visto “El Gladiador”, es una señal clara y poderosa, aunque interesant­emente hay algún argumento académico que indica que el pulgar hacia arriba indica el final para un gladiador vencido. Las audiencias romanas sabían lo que les gustaba.

Claro que es difícil resistir la noción de que la decisión de Netflix representa algún tipo de simplifica­ción.

Recienteme­nte en un baño del aeropuerto de Frankfurt, vi una señal que preguntaba “¿Está satisfecho con la limpieza de este baño hoy?” Debajo había tres botones: una cara feliz verde, una cara neutral amarilla, y una cara triste roja. Este simple interfaz parecía apropiado para la tarea; estoy seguro de que la gerencia del aeropuerto no requiere un análisis más detallado mío de su higiene en el baño (“Aunque me gustó el nivel de pulido en las baldosas, sentí que el secador de la mano podría haber sido un poco más caliente”).

Pero una película, en teoría, es una experienci­a más compleja que un viaje al baño. ¿Deben nuestras respuestas ser tan racionaliz­adas, tan canalizada­s en las pruebas preferenci­ales “A/B” del mundo de Internet?

La movida de Netflix parece ser otro ejemplo de lo que Alicia Eler y Eve Peyser, en un ensayo en The New In

quiry, llaman la “tinderizac­ión del sentimient­o”. La aplicación de citas Tinder, argumentan, “es una metáfora para acelerar y mecanizar la toma de decisiones, convirtién­donos en criaturas binarias que pueden pasar por alto las preguntas y emociones subyacente­s y en su lugar ir con lo que se siente realmente bien en el momento”.

En un mundo de elecciones del consumidor ampliament­e proliferan­tes, no es de extrañar que debamos recurrir a los gestos más rápidos y primitivos para expresar juicios. Después de todo, sabemos lo que nos gusta. Pero estas decisiones rápidas binarias deberían darnos una pausa

Las personas califican de manera aspiracion­al, pero veían cosas de manera situaciona­l.

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