Jornada voluntaria mostró que solo se deja el carro, si se obliga
Pocos atendieron llamado a movilizarse en transporte público. Desinterés en aportar, preocupa.
Más que una cifra, el día sin carro, jornada realizada ayer de manera voluntaria, debe dejarnos una reflexión: ¿qué tanto estamos dispuestos a desplazarnos en transporte público o en vehículos no motorizados para aportar a la limpieza del aire en Medellín?
Ese cuestionamiento lo hace, una y otra vez, Daniela Maturana, concejala de la ciudad antioqueña que promovió, junto a colectivos ciudadanos, la iniciativa y que aunque sabe que no tantos, como esperaba, atendieron su llamado, el mensaje de aportar al medio ambiente está retumbando en cada rincón de esta Medellín inspiradora, pero contaminada.
“No podemos decir que la jornada fue negativa, porque no salieron 10.000 carros de circulación, ojalá fuera así. Pero 100 que se guardaron sí hacen la diferencia”, enfatizó.
Es una cuestión de salud
Del día sin carro voluntario participaron buena parte de estudiantes de las instituciones de educación superior de
Medellín, Colegio Mayor, Pascual Bravo y el ITM. También se unieron empresas y el Área Metropolitana que invitó a sus empleados a movilizarse en bicicleta y transporte público.
No obstante las buenas intenciones, el grueso de la población volvió a sacar el carro, como todos los día, con excepción del domingo.
Juliana Gutiérrez, integrante del colectivo Low Carbon, lamentó la poca participación de la jornada sin carro y la falta de conciencia de los medellinenses en poner su parte en la solución a los problemas ambientales.
“Lamentablemente cuando no nos hablan de emergencias o de alertas rojas y no se muestra el lado dramático o se ad-
vierte que nuestra vida está en peligro, el nivel de conciencia es bajo”, apuntó y agregó que en unos años, si no cambiamos nuestros hábitos, los medellinenses haremos filas en los centros hospitalarios para que nos atiendan por problemas cardiacos y pulmonares.
Gutiérrez, quien ha recorrido el mundo conociendo proyectos que ayuden a mejorar el aire, insistió en la gravedad
de la situación ambiental que atraviesa la ciudad y la necesidad de usar medios de transporte colectivos y limpios.
“El hecho de que no tengamos contingencia, no quiere decir que el aire esté limpio. Respiramos un aire que está muy por encima de lo que la Organización Mundial de la Salud manda. Además de la falta de conciencia, también juega la carencia de infraestructura para medios alternativos de transporte. Es entender que el carro también impacta negativamente”, aclaró.
Falta, pero hay que atreverse
Natalia Correa vive en Belén y trabaja en Castilla. Confesó que supo de la campaña, y sabe de su importancia, pero consideró que le es complejo dejar el carro en casa.
“Son tres buses los que tendría que tomar y siempre están llenos de gente. Eso me implicaría salir dos horas antes de casa, y a veces entro a trabajar a las 7: 00 a.m.”, afirmó, en tanto añadió que usar la bicicleta en ese recorrido le parece inseguro por el tema de accidentalidad.
Contrario a lo que manifestó Correa, Cristian Cardona, docente del Inem de El Poblado, y uno de los pocos que salió en su bicicleta para hacer parte del día sin carro, dijo que si las personas no deciden bajarse del carro, padecerán enfermedades crónicas, y destacó que hoy hay medios de transporte son útiles para la gente.
“La bici es lo mejor que puede existir para uno movilizares. Deben intentarlo. Es el transporte del futuro”, acotó