IDIOTAS ÚTILES
Se equivocan nuestros idiotas útiles que creen que con aventuras de penúltima moda, pueden enderezar los desajustes del país.
Para quienes ejercen en el país el papel de idiotas útiles –los mismos en caer primero cuando las extremas ganan– sería deseable que repasaran lo que viene sucediendo en países totalitarios como Venezuela y Cuba, tan cercanos hoy a los sentimientos del gran patrón de las mayorías congresionales colombianas.
En Venezuela el caos es patente. La corrupción de sus partidos tradicionales contribuyó a que los aventureros llenaran los espacios. Hoy se trituran la democracia y las libertades. Su inventario de miserias lo copan el desabastecimiento, el hambre, la violencia callejera, la carencia de medicinas, los presos políticos, la expatriación, la hiperinflación, los narcomilitares. Está al borde de la revolución sangrienta.
En Venezuela no se respeta ninguna clase de derechos. Todos son deberes para con el autócrata Maduro. Maneja el país a latigazos. Su régimen es el de menos libertades económicas del mundo. El fracaso del modelo socialista/populista, es evi- dente. Sistema que ha permeado a naciones/satélites que viven de su limosna petrolera.
Cuba, su hermana siamesa, está también en otra encrucijada. Las tímidas reformas que planteó Raúl Castro se han detenido por completo. Así lo demuestra un informe del Finan
cial Times. En su aspiración “de darle prioridad a su estabilidad política sobre las reformas económicas, abundan las quejas sobre la inercia del gobierno, los bajos salarios, los precios altos, la escasez y el deterioro de los servicios”. Peor balance es difícil de lograr. Malogra los sueños de quienes creían que a Cuba se había trasplantado el paraíso terrenal.
Transcribe aquella publicación –recogida por Portafolio– que en una encuesta elaborada por la Universidad de Chicago, un 46 % de los entrevistados “describieron la economía cubana como muy pobre”. El año pasado “se encogió cerca del 1 %, cayendo en su primera recesión desde el colapso de la Unión Soviética”. Y sin crecimiento no hay desarrollo económico ni progreso social. Por eso “la mitad de aquellos encuestados manifestaron su deseo de dejar el país”. Es el éxodo de los desesperados.
Cuba se contrae como se derrumba Venezuela. Esta le enviaba 100 mil barriles diarios de petróleo subvencionado. La cuota/regalo se ha reducido a cerca de la mitad. Así mismo la euforia sobre las oportunidades comerciales que se abrían luego de la visita de Obama a la isla, se han venido a menos. Las fauces del populismo, descritas en el libro “El Engaño Populista”, son inocultables. Hacen estragos en lo que fuera la Perla del Caribe.
Cuba y Venezuela no son modelos para imitar por lo fracasados. En ellos impera el partido único, el pensamiento único, la cultura única. Por eso se equivocan nuestros idiotas útiles criollos, que creen que con aventuras de penúltima moda y saltos ideológicos al vacío, pueden enderezar –mirándose en estos espejos empañados– los desajustes del país. No lograrán repararlo a través del populismo mesiánico, sea de izquierda o de derecha, que tanto fascina a los ilusos. Esos populismos, socialistas o neofascistas, conducen a dinamitar las democracias y a protocolizar las intolerancias en donde no se puede convivir con las diferencias. Y menos lograr cambiar el rumbo equivocado de cada historia