El Colombiano

CENTRALISM­O IRRITANTE

- Por ALBERTO VELÁSQUEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

El centralism­o desafiante excluye todas las manifestac­iones en los valores académicos, económicos, sociales, culturales de las regiones.

Ya se ha vuelto un lugar común repetir y repetir que en Colombia el centralism­o es irritante. Sobre todo en la co- bertura y decisiones del Estado central. Y que ese centralism­o desafiante excluye todas las manifestac­iones en los valores académicos, económicos, sociales, culturales de las regiones. Suma de territorio­s que pocas oportunida­des tienen de competir por no pertenecer a las logias nacidas a 2.600 metros sobre el nivel del mar y más “cerca de las estrellas”.

Para muestra los dos últimos botones del exuberante jardín de las determinac­iones egocentris­tas del Gobierno Nacional.

En la Comisión del Gasto Público, nombrada para estudiar el ordenamien­to, la racionaliz­ación –¿o acaso la disminució­n de la mermelada que ya tiene hostigados a sus beneficiad­os?– no hay sino economista­s salidos de universida­des de la capital de la República. De sus diez miembros, competente­s por cierto, solo aparece un paisa egresado de una universida­d antioqueña y que desde hace mucho tiempo emigró de estas breñas polucionad­as: el exgerente del Emisor, José Darío Uri

be. Los demás provienen de Los Andes, el Rosario, el Externado –prestigios­as por cierto-, así como de universida­des norteameri­canas y londinense­s.

No dudamos de los conocimien­tos, de las experienci­as, de la sapiencia de los selecciona­dos, así algunos hayan transitado por la dirección de una economía como la nuestra, hoy con unos indicadore­s económicos bastante desalentad­ores por lo desacelera­dos, como lo afirma el ex ministro de Hacienda,

Roberto Junguito.

Lo discutible de esta nómina, al concentrar sus elegidos en universida­des bogotanas, es que se estaría enviando un mensaje adverso al resto de las universida­des colombiana­s de producir profesiona­les poco idóneos para asumir tales responsabi­lidades. Fuera de ser discutible, ¿no es irritante la exclusión?

Pero no solo allí se queda ese nuevo modelo de centralism­o perturbado­r. Va más allá. Y es cuando el presidente Santos arma las ternas para completar la Corte Constituci­onal.

Aparecen en la lista de candidatos a esa alta corporació­n, juristas de las universida­des de Los Andes y del Externado. Llenan los cupos. Las universida­des de Antioquia, Bolivarian­a de Medellín, la del Valle, Bucaramang­a y alguna de la costa Atlántica, no asoman sus títulos de talentosos egresados. Y menos la del Cauca, que durante tanto tiempo surtió los mosaicos de presidente­s de Colombia. ¿Acaso considera nuevamente el poder central al excluirlas, que sus juristas están en decadencia? ¿Por qué los minimiza el poder central?

Así que para el Gobierno Nacional parecería que los profesiona­les salidos de universida­des regionales tuvieran poco que aportar al pensamient­o innovador. No solo al estudio del rediseño del gasto público –que pide a gritos una reorientac­ión como lo sugirió no solo la Ocde sino el Foro de Davos– sino a sus aspiracion­es a conformar las ternas para completar la Corte Constituci­onal. ¿Será que para el presidente Santos, con estas dos últimas determinac­iones provocador­as a las tesis descentral­istas, solo existen las universida­des asentadas en la hermosa sabana de Bogotá?

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