INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS ALIMENTAN LA ESPERANZA
Politólogo, magíster en Administración. Estudiante doctorado en Filosofía.
En la historia, la democracia es la forma de gobierno más perfecta que existe, aunque tenga sus falencias. La imposición de las mayorías en asuntos que podrían ir en contravía de la dignidad humana, es una de ellas y sirve de ejemplo.
Una democracia donde se encuentren garantizados los derechos a elegir, ser elegido,
expresarse, reunirse, protestar y disentir, es tolerable a pesar de que algunos derechos sociales y económicos estén aún por construirse, y de que las condiciones de bienestar no se encuentren distribuidas en forma adecuada. En efecto, si los ciudadanos de un Estado democrático, a pesar de reconocer que no van bien las cosas, tienen la certe-
za de que es posible cambiarlas y transformarlas positivamente con su participación, respaldarán las instituciones democráticas con esperanza.
Existe además un asunto por el cual las instituciones políticas y públicas de la democracia son hoy ampliamente respaldadas pese a la corrupción que de manera evidente impera en ellas. Se
trata de la existencia de políticas públicas de corte social. Cuando ellas son realmente públicas, han sido construidas con la participación de amplios sectores organizados en la denominada sociedad civil. Y, aunque sus resultados de transformación no son inmediatos, ofrecen avances importantes que mantienen la esperanza