Investigaciones universitarias para
La Universidad de Antioquia tiene 20 grupos de investigación enfocados en soluciones ambientales
Realizar investigación que no se quede en estantes o anaqueles de bibliotecas sino que resuelva problemas reales, cotidianos, que la sociedad la acoja y la aplique, es la consigna de la Universidad de Antioquia, que en el momento tiene 268 grupos trabajando en el desarrollo de soluciones para diferentes temáticas y problemas.
En los últimos años, desde las aulas y los laboratorios universitarios también prima una obsesión y es la de aportar soluciones al medio ambiente. La consigna del Alma Máter es clara: que toda investigación que se proponga, para poder ser avalada y apoyada, se rija por principios éticos y ambientales.
“La innovación es poner los resultados de la investigación universitaria al servicio de la industria y de la sociedad”, expone Ana Lucía Pérez, directora de Innovación del centro de estudios superiores.
Los problemas ambientales que ha vivido el Valle de Aburrá en los últimos años, acentuados en los meses de marzo y abril con las declaratorias de alerta naranja y alerta roja moderada por problemas de calidad del aire, le marcan a la universidad el acento para sus nuevas investigaciones.
El tema ambiental es prioridad y ya el claustro ha logrado desarrollos de proyectos que, aplicados en la dimensión esperada, aportarían al mejoramiento de la calidad del aire de manera significativa. Incluso, vienen de años atrás, pero no han sido acogi-
dos en la dimensión esperada.
El rector, Mauricio Alviar Ramírez, señala que con el Área Metropolitana y el Comité Departamental Ambiental, se iniciará un proceso para patentar algunas de las investigaciones que, en el momento, ofrecen soluciones concretas al tema de la contaminación.
“Hay que motivar el interés del Estado para que estas innovaciones se conviertan en realidad, ese es el objetivo de la universidad, contribuir a la solución de problemas”, precisa el rector Alviar Ramírez.
Dentro del espectro de las veinte investigaciones que el Alma Máter desarrolla relacionados con la contaminación ambiental, el rector destaca tres que ya son realidad y que de he- cho se están aplicando en escalas menores, pero que bien podrían llegar a ser soluciones al grave problema ambiental que experimenta el Valle de Aburrá.
La primera es el desarrollo de dos aditivos que reducen la formación de hollín en la combustión y contribuyen a mejorar la calidad del aire.
La segunda es la creación de un horno sin llama, que consiste en un quemador autorregenerativo para la recuperación de calor, energéti- camente eficiente.
Y la tercera consiste en una paca biodigestora, pensada para reducir el óxido de nitrógeno que llega a la atmósfera por la actividad agrícola convencional, que se considera uno de los contaminantes más críticos.
“Estas tecnologías o proyectos pueden convertirse en soluciones de impacto y largo alcance, porque pueden articularse a las necesidades de la ciudad y los planes de gobier-