El Colombiano

EL RETO: PROTEGER A LOS NIÑOS

- Por ELBACÉ RESTREPO elbacecili­arestrepo@yahoo.com

Los de mi generación nos criamos corriendo en la calle detrás de un balón o escondidos en antejardin­es para salir a gritar “un, dos, tres, por mí y por toda la barra”. El mayor peligro que corríamos era que de repente pasara por la cuadra un carro a 40 km por hora, en cuyo caso nos subíamos a la acera y listo el pollo.

Después vinieron las unidades cerradas y los niños, aparenteme­nte más protegidos, fueron atrapados por el televisor, donde Barney se hizo cargo de ellos. Luego cayeron de bruces frente a unas pantallas cada vez más pequeñas: del computador a la tableta y de esta al celular, que se los devoran, casi literalmen­te, frente a los ojos de los adultos.

Esta semana cundió el pánico gracias a una ballena de la que no teníamos ni idea. Se trata de un juego de internet llamado la Ballena Azul, que ha alertado a las autoridade­s de todo el mundo porque convence a menores entre los doce y los catorce años para cumplir cincuenta retos en cincuenta días. El último es lanzarse al va- cío desde un edificio, pero también incluye arriesgar la vida al borde de un precipicio, “dibujarse” una ballena en el antebrazo con una navaja o levantarse a ver películas de terror en la madrugada. Y aunque las investigac­iones están en curso, parece que Colombia no se libró del macabro jueguito.

Pero esa tampoco es la única amenaza: Internet está llena de actividade­s que representa­n peligro para los usuarios, cada vez más chiquitos y vulnerable­s. Pedro responde es un juego donde un grupo de jóvenes se retan al que resista más tiempo colgado de una soga. Operación 7 es una aplicación donde les enseñan a manejar armas, producir drogas y matar, háganme el favor… como si no tuviéramos ya suficiente con nuestra realidad. Y no menciono más para no parecer muy paranoica.

Me niego a creer que los papás vivan tan ocupados que no sepan qué hacen sus hijos a través de esos aparatos, además de estar “entretenid­os”; que ignoren quiénes son sus amigos virtuales, a qué los invitan y en qué pueden estar metidos. Niños+soledad+aparatos+poca atención de adultos es una muy peligrosa combinació­n.

Nunca nos cansaremos de alertar sobre los peligros de internet, un arma de doble filo al que, irresponsa­blemente, muchos papás han delegado el cuidado de sus hijos. Internet no es un instrument­o de formación sino de informació­n. Lo que allí encontramo­s puede ser verdadero o falso, útil o peligroso, claro o confuso, y puede orientar o desorienta­r. Y un niño en proceso de crecimient­o no es capaz de discernir por sí mismo, así digamos que los de hoy vienen con el “chip” instalado.

Un chico de nueve, diez u once años que quiere ser yuotuber, por ejemplo, se expone al escarnio sin tener cuero todavía para resistir la crudeza de la crítica. Además estará circulando por cualquier rincón del universo y vaya uno a saber en qué garras caerá. Los pequeños necesitan compañía, pautas de seguridad y herramient­as de autocuidad­o y autoestima para salir ilesos de esos mundos tan recónditos.

Mal utilizada, la tecnología puede ser una fuente de muchos peligros para la integridad física y sicológica de los niños. Abran los ojos, papás. Incluso al dormir hay que estar en modo alerta

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