En Junín con La Playa no se detiene el tiempo
Por esta esquina del Centro de Medellín miles de personas pasan de regreso a casa a las 5:00 p.m.
Junín con la Playa es un hervidero de gente que avanza en todas las direcciones. Un espacio colmado de vendedores de mercancías disímiles. Quien lo mira sin detenerse, bien podría decir que es igual todos los días. Pero es distinto.
Sí, como dijo el sabio aquel, Heráclito, nadie se baña dos veces en el mismo río, uno también podría afirmar que tampoco nadie está dos veces en la misma escena en esta esquina del corazón de Medellín. Y en ninguna.
Las corrientes de transeúntes son iguales y distintas. Iguales, si pensamos que se constituyen por una multitud de hombres y mujeres que parecen haber acabado de salir de sus trabajo y pasan por allí de regreso a casa. Distintas si observamos que no siempre los mismos transitan por ahí, de modo que los individuos que cruzan ensimismados o los rebaños de mujeres vestidas de uniforme que caminan despacio, son otros cada día.
Los vendedores estacionarios son los mismos, por lo general. El de masajeadores de madera, el de figuras de cobre, la perfumera, el de joyas de fantasía, la de periódicos, el de indumentarias con emblemas de los equipos de fútbol Nacional y Medellín, el de frituras, y sean también cotidianos los lustrabotas. Pero son distintos vendedores ambulantes, esos que van de paso empujando carretillas llenas de frutas o golosinas, y no pueden quedarse allí más que un momento, porque, al carecer de permiso, en breve son arreados por los agentes del espacio público.
Los elementos naturales contribuyen a cambiar el aspecto del escenario donde se representa este drama de lucha por la subsistencia. En estos días no llovió.
Igual, distinto e infinito. Aun sabiendo que nos concentramos solamente en una de las cuatro esquinas de ese cruce: el ángulo suroriental.
Bajamos los ojos para no ver lo que sucede junto al Edificio Coltejer, al otro lado de la vía, ni en las otras tres esquinas, también concurridas... Este solo espacio es suficiente para constituir un mundo