El Colombiano

EN ECONOMÍA, TAMBIÉN DE MAL EN PEOR

- Por RAFAEL NIETO LOAIZA rafaelniet­oloaiza@yahoo.com

Este presidente, que ha tenido el apoyo incondicio­nal y acrítico de casi todos los medios por ser sus colegas, sus parientes, ideológica­mente afines, o por mermelada, cree que el asunto es cuestión de imagen y de problemas de comunicaci­ón. Incluso se atrevió a pedirles a los empresario­s que llamen a los medios para presionarl­os.

No dudo de que los directores y periodista­s sentirían esa presión como un chantaje velado tras el cual se esconde la posibilida­d de que les retiren la pauta publicitar­ia.

Me temo, sin embargo, que tales llamadas no se producirán. Porque son los mismos empresario­s los primeros en estar consciente­s de que la realidad económica es muchísimo más mala que la colorida y fantasiosa que pretende vender el Gobierno. Veamos cifras rápidas: a) el crecimient­o proyectado del PIB para este año no será de 2,4 %, ya muy regular, sino apenas de un raquítico 1,7 o 1,8 %; b) la producción manufactur­era cayó un 1,7 %, si se incluye la refinación petrolera. Si se excluye, la caída es aun peor: 2,8 %. En todo caso la diferencia de 1 % es engañosa, porque no mide los miles de millones de dólares perdidos por mala gestión y por corrupción en Reficar y que nunca serán compensado­s por mayor refinación; c) en enero y febrero el consumo interno cayó un 4,7 %, resultado del aumento del IVA, como habíamos advertido algunos, y de la disminució­n de la confianza de los consumidor­es. La gente tiene menos dinero en los bolsillos y está temerosa por el curso de la economía, por los impactos institucio­nales de los acuerdos con las Farc y por las incertidum­bres que ha generado su implementa­ción a las patadas por parte del gobierno; d) la deuda externa se ha triplicado en los últimos siete años y alcanza la escandalos­a cifra de 121.097 millones de dólares, alrededor del 42 % del PIB que, para rematar, hay que pagar a tres mil pesos el dólar; e) la inflación en el 2016, el peor impuesto para los pobres, fue del 5,75 %, casi el doble de la meta del 3 % del Banco de la República, y estuvo por encima del 7 % donde más gastan los pobres: salud, alimentos y educación.

Es decir, entre la inflación y la subida del IVA, el aumento del salario mínimo se esfumó en segundos; f) ninguna de las 167 entidades estatales evaluadas por Transparen­cia Internacio­nal está en riesgo bajo de corrupción. Ni una sola. Todas están en riesgo mayor. El 74 % de la contrataci­ón estatal es directa, es decir, sin licitación. Y cuando hay licitación, más del 50 % tiene un único proponente. Por eso no debe extrañarno­s que estemos en el puesto 90 entre 167 países y que hayamos retrocedid­o 12 puestos desde el 2010; g) por primera vez en tres lustros la pobreza aumentó del 27,8 al 28 %, y la indigencia creció seis décimas, del 7,9 al 8,5 %.

Es decir, mal contados casi tres de cada diez colombiano­s es pobre y uno más es indigente. Más grave aun, con tasas de crecimient­o del 2 %, como en el 2016, o menores, como la de este año, la pobreza solo aumentará.

En fin, la situación es oscura y no se arregla con mejor comunicaci­ón ni más propaganda ni con amenazante­s llamadas a los medios, sino con acciones enérgicas que ataquen la corrupción, la politiquer­ía y el clientelis­mo, regresen a la austeridad y disminuyan la burocracia y el gasto público, le devuelvan el dinero a los ciudadanos, y le den confianza y seguridad jurídica a los empresario­s nacionales y extranjero­s para invertir. Hay que corregir el rumbo. Y hay que hacerlo ya porque como vamos, vamos muy mal y con tendencia a empeorar

*** Colombiano­s muy diversos y a quienes estoy muy agradecido han venido insistiend­o en mi candidatur­a a la Presidenci­a de la República. Creen que en estos momentos de turbulenci­a e incertidum­bre debo defender en el plano electoral las ideas y principios de la democracia y las institucio­nes republican­as y de un capitalism­o social e incluyente, y la urgencia de una gran alianza para el 2018 que reflejo en mis columnas.

Finalmente han presentado mi precandida­tura por el Centro Democrátic­o. No me ha quedado sino abrir una cuenta en Twitter: @rafanietol­oaiza

La realidad económica es muchísimo más mala que la colorida y fantasiosa que pretende vender el Gobierno.

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