Medellín tiene el 26 % de los teletrabajadores del país
En Colombia hay 95.439 personas laborando en esta modalidad, que no exige la presencia de los empleados en las empresas y se ejerce por medios digitales.
El teletrabajo, que consiste en laborar desde el lugar de residencia o un espacio diferente a la oficina sin desplazarse a la empresa, es una modalidad de empleo que cada vez se impone más en la sociedad y en la que Medellín se destaca en Colombia, pues en solo cuatro años (2012 a 2016) multiplicó por 8 el número de teletrabajadores, al pasar de 2.850 a 25.081 personas que ejercen sus cargos a distancia.
En el país se registra un crecimiento del 202 %, según el último estudio del Ministerio de las Telecomunicaciones y la Información, Mintic.
“Cada vez habrá más personas trabajando de esta manera, y lo digo porque tengo un blog con más de 3.500 personas, la mayoría preguntando que dónde hay forma de ejercer el teletrabajo”, afirma Herlaynne Segura, una pionera del tema en Medellín.
La evolución del teletrabajo en Colombia la demuestran las cifras del Mintic. Mientras en 2012 había 31.553 teletrabajadores y en 2014, 39.767, en la actualidad son 95.439, que si se ubicaran en un lugar, abarcarían los cascos urbanos de los municipios de Guarne y Marinilla o llenarían dos veces el estadio de Medellín.
En Bogotá, en 2012, había 23.485 teletrabajadores. En 2014 se llegó a 30.335 y en 2016 la cifra era de 58.848 personas.
El crecimiento obedece a que tanto empleadores como empleados entienden los beneficios, señala el ministro de las TIC, David Luna, que acaba de publicar un informe sobre el impacto de esta modalidad laboral para la economía.
“Los empresarios sienten una disminución de costos operacionales (costos fijos, recursos, planta física y puestos de trabajo) del 47%; aumento de la productividad del 47%, y aumento de la eficiencia de los procesos, en un 37%”, detalla Luna, cuya cartera promueve la innovación.
Añade que “los empleados perciben que el teletrabajo los beneficia con calidad de vida y ahorro de tiempo en los desplazamientos”.
Medellín, con ventaja
La capital antioqueña registra muchos avances en el tema, pues en 2014 tenía 4.574 teletrabajadores. En solo dos años sumó más de 20.000 personas, constituyéndose en la segunda ciudad con más población en esta modalidad laboral después de Bogotá, que concentra el 58 % del total.
Los 25.081 de Medellín equivalen a la población de un municipio como Santa Fe de Antioquia.
Para el viceministro de Tecnologías de la Información ( TI), Daniel Quintero, el crecimiento de Medellín la convierte en una ciudad líder del teletrabajo.
Una de las pioneras
Una de las primeras personas que en la capital antioqueña empezó a teletrabajar es la periodista Herlaynne Segura, que cuando se convirtió en ama de casa y madre, entendió que le sería muy difícil ejercer su profesión y a la vez atender bien a sus hijos, hoy con 8 y 10 años cada uno.
En 2003, cuando en la ciudad prácticamente no se hablaba del tema, Herlaynne llegó de España, donde hizo una maestría en comunicación digital. Allí, además de aprender las tecnologías virtuales, que son esenciales para el teletrabajo, conoció a una profesora española y a otra argentina que hacían investigaciones de teletrabajo, un término que le impactó porque le indicaba una solución a lo que ella proyectaba para su vida.
“En Medellín había gente que hacía teletrabajo sin saberlo. Tenían plataformas para vender productos o realizar una actividad económica, pero no sabían el impacto que podía tener lo que realizaban”, relata Herlaynne, que montó su oficina en un apartamento en El Poblado. Allí tiene un estudio de 2,5 por 3 metros, con computador y biblioteca, desde donde realiza su labor. A veces se sale al balcón, lo que le da un segundo aire para trabajar con más entusiasmo.
“El teletrabajo es desarrollar una actividad económica de manera remota y puede ejercerse como empleado de una compañía o de manera independiente”, dice Herlaynne, que presta servicios de docen- cia y asesorías de trabajos de grado y posgrados en las universidades de Antioquia y Pontificia Bolivariana.
Falta más impacto
Pero las cifras de crecimiento del teletrabajo en Medellín aún no satisfacen a gremios como el del comercio.
De 500.000 empleos que genera este sector de la economía en la ciudad, solo 5.000 ejercen teletrabajo (1 %), una cifra que el director ejecutivo de Fenalco, Sergio Ignacio Soto, considera baja para lo que podría aportarle esta modalidad al desarrollo económico, la movilidad y el medio ambiente.
“El teletrabajo aún lo veo incipiente, es muy bajo el indicador, a sabiendas de que es una gran solución para buscar más ingresos familiares y contribuir al problema grave de movilidad que vive el Valle de Aburrá”, señala.
Según el último estudio del Departamento Administrativo Nacional de Estadística -Dane-, en Medellín y el Valle de Aburrá hay 1’706.914 personas ocupadas o con empleo. La tasa de desempleo es del 9.4 %. Los sectores económicos con mayor cantidad de ocupados son el comercio, hoteles y restaurantes (28.9%); servicios comunales, sociales y personales (20.3%); industria manufacturera (20.1%); actividades inmobiliarias (11.7%); transporte y almacenamiento (7.8%); construcción (7.7%), y otros 3.5 %.
Para Sergio Ignacio Soto, en todos los sectores es viable el teletrabajo: “Es una alternativa para bajar los índices de desempleo y mejorar la productividad. En el comercio será muy importante, porque estamos creciendo en forma exponencial en el comercio electrónico, que es virtual y
no requiere presencia; y creo que cada vez habrá más alternativas en la industria y en las entidades públicas”, subraya Soto, quien ve el teletrabajo como una opción de inclusión laboral para personas con discapacidad, movilidad reducida u otra limitación física. Destaca que en las universidades también es notable el avance.
Citrix, una multinacional que suministra tecnologías de informática, señala, en un estudio, que las nuevas tecnologías hacen posible hacer el trabajo desde cualquier lugar, lo que genera ahorro de tiempo y dinero al empleador; y al empleado, la posibilidad de ejecutar el trabajo con mayor rapidez y eficiencia.
En un mundo de números y cifras, el teletrabajo exige implementar cronogramas, detalles de actividades por realizar, indicadores de gestión acordados en conjunto para medir resultados y ahorro en servicios públicos, estaciones de empleo, oficinas y demás gastos empresariales en que se incurre con la modalidad presencial.
Por la inclusión
En el tema de la inclusión es notable el caso de Carlos Ma- chado, un boyacense que sufre de paraplejia y ha podido generar sus ingresos gracias al teletrabajo. Machado es profesional de las comunicaciones y ejerce como independiente.
“Yo veo el teletrabajo como otra forma de inclusión social, pues de alguna manera hay actividades que las personas con limitaciones no podemos ejercer y tenemos que buscar opciones”, señala Machado, que es consultor sobre el tema.
Este hombre hace parte de un equipo internacional de personas que elaboran contenidos periodísticos, llamada Telework, y también brinda asesorías virtuales.
“Falta que las empresas crean más en los que hacemos teletrabajo, no creer que no hacemos nada y por eso no nos den oportunidades”, dice.
Aporte a la movilidad
Analizando las 1’706.914 personas empleadas en el Valle de Aburrá, se entiende que 25.081 teletrabajadores no representan ni el 2 % del total, lo que exige más esfuerzos si se quiere aportar a los asuntos que más han motivado, en los últimos meses, el estímulo a esta modalidad de trabajo: la movilidad y la contaminación.
Incluso, entre las soluciones planteadas a estos problemas el teletrabajo está a la par con el uso del sistema de transporte público, la bicicleta, la no tala de árboles y optimizar el uso del vehículo.
Según el Área Metropolitana, en el Valle de Aburrá hay 710.186 motos, 546.768 automóviles y 40.000 taxis que, en conjunto, hacen 5’600.000 viajes diarios, casi cuatro por unidad.
Es decir, las 25.081 personas que teletrabajan ahorran cerca de 100.000 viajes día. Por eso, además de incentivar el teletrabajo, el Área Metropolitana lo promueve en los diez municipios de la región.
“Como autoridad ambiental, nos toca ser responsables con el aire, y el teletrabajo, además de ser una opción para mejorar la calidad de vida de muchas amas de casa y padres de familia, evita que haya más carros rodando, impactando la movilidad y aportando a la contaminación”, señala Víctor Piedrahíta, subdirector de Planeación del Área.
Su entidad, para promover la sostenibilidad, estimula el teletrabajo a través de capacitación y acompañamiento, tanto en entidades públicas como en empresas privadas.
“Vamos a hacer un plan para establecer metas a corto, mediano y largo plazo con el Ministerio de las TIC en el Valle de Aburrá, acompañando lo que ya está haciendo Medellín y articulándolo en los otros nueve municipios de la región”, afirma el director del Área M., Eugenio Prieto Soto. Confirma que en su entidad hay 12 teletrabajadores y 26 empleados postulados para ingresar este año.
Pacto de 16 entidades
Recientemente, durante la visita del viceministro de TIC, Daniel Quintero, 16 entidades, incluidas el Área Metropolitana, la Contraloría de Antioquia, las alcaldías de la subregión, Ruta N y varias empresas privadas, firmaron un pacto por el teletrabajo que se espera se refleje en hechos reales y concretos.
El temor es que hay teletrabajadores que no han podido ejercer debido a que las empresas no lo permiten. Así lo narra Olga Marín, exempleada de un banco, quien debió renunciar porque le exigían asistir a la empresa cuando el contrato era diferente.
“Un grupo de personas y yo firmamos con la Gerencia un contrato adicional para hacer teletrabajo, a veces por días o a veces por horas, mezclando trabajo presencial y virtual, pero la jefe inmediata no lo permitió, nos exigía asistir a la empresa, y tuve que elegir entre criar a mis dos hijos o trabajar y preferí renunciar”, relata esta madre de 42 años, que se desempeñaba en el área de ventas.
Incluso, en el mismo banco, asegura ella, hay una unidad que sí hace trabajo virtual, porque el jefe sí lo permite, confía en las personas y en el trabajo por metas y objetivos.
Herlaynne Segura confirma que hay temor de muchos jefes a que el teletrabajador se ocupe en cosas distintas a su labor, pero hoy en día hay muchas formas de verificar que la persona esté conectada y se puedan comunicar con ella de manera permanente.
Según el estudio de MinTic, el canal de comunicación más frecuente entre el teletrabajador y la empresa es la telefonía móvil, con el 70 %; la videoconferencia es el 26 % y otros el 4 %.
A nivel legal, la Ley 1221 regula el teletrabajo en el país. Dicha norma lo define como “una forma de organización laboral, que se da en el marco de un contrato de trabajo o de una relación laboral dependiente, que consiste en el desempeño de actividades remuneradas, utilizando como soporte las tecnologías de la información y la comunicación para el contacto entre el trabajador y empleador, sin requerirse la presencia física del trabajador en un sitio específico de trabajo”.
La ley, toda vez que concibe el teletrabajo como una oportunidad de empleo para personas con discapacidad, embarazadas y lactantes o una forma de protección para personas amenazadas, garantiza que los contratos se rijan por el artículo 39 del Código Sustantivo del Trabajo y la Seguridad Social. Un teletrabajador tiene los mismos derechos que uno presencial, pero el contrato debe ser claro.
La ley señala que los contratos deben determinar días y horarios en que el teletrabajador realizará sus actividades, para delimitar claramente las responsabilidades con las ARL (Administradoras de Riesgos Laborales)