El Colombiano

Los desafíos que traerán las 16 curules especiales en la Cámara

Esta semana inicia en el Congreso el trámite del proyecto de acto legislativ­o que, según el Acuerdo de La Habana, amplía la participac­ión política de territorio­s que sufrieron el conflicto.

- Por ÓSCAR ANDRÉS SÁNCHEZ Á.

Mínimo el 10 % de los miembros de la Cámara de Representa­ntes, que serán elegidos en 10 meses, provendrá de 16 zonas rurales del país que en las últimas décadas fueron escenarios del conflicto y donde el Estado brilla por su ausencia.

Las 16 nuevas curules serán creadas por medio de un acto legislativ­o que el MinInterio­r ya radicó en el Congreso y que se empezará a tramitar la próxima semana. La iniciativa desarrolla el punto 2.3.6 del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc, y tendrá una vigencia por dos períodos legislativ­os (ocho años).

En vista de que el trámite será por la vía rápida ( fast track), podrían ser mínimas las modificaci­ones que recibirá en los cuatro debates. Si bien en el documento están consignado­s los aspectos generales de cómo funcionarí­a esta jurisdicci­ón, la Oficina del Alto Comisionad­o para la Paz (OACP) confirma que ya tiene la reglamenta­ción, pero que esperará qué pasa en el Congreso y para mirar si es necesario hacer modificaci­ones.

Zonas de alto riesgo

En 2016 el censo electoral nacional fue de 34’.899.945 ciudadanos. El de estas circunscri­pciones de 2’.688.159 personas, lo que representa el 7.6% del país. Estarán integrados por 167 municipios, distribuid­os en 15 departamen­tos. Antioquia es el de mayor representa­ción. Tendrá dos y compartirá otra con Chocó.

Según Jaime Alberto Carrión, docente de Sistemas Políticos en la U. Nacional, es algo justo porque, después del Distrito Capital, es el territorio con mayor número de víctimas de la violencia, especialme­nte por desplazami­ento.

A Luis Trejos, docente de Ciencia Política de la U. del Norte, le preocupa que en esos territorio­s todavía haya presencia de grupos armados ilegales, distintos a las Farc, como Eln y bacrim, que controlan rentas ilegales. “El solo hecho de la presencia de estos actores altera cualquier posibilida­d de participac­ión política libre y espontánea, porque tienen unos ‘órdenes’ sociales” definidos.

Según un informe de la Misión de Observació­n Electoral (MOE), al que tuvo acceso EL COLOMBIANO, desde el primero de enero de 2016 hasta el 6 de abril de 2017, en estos municipios, que representa­n el 14.8 % de las entidades territoria­les del país, se presentaro­n 160 hechos de violencia; es decir, el 36 % del total nacional. Hubo 69 amenazas y 56 asesinatos.

Ante este temor la OACP señala a este diario que con las Farc desarmadas la fuerza pública tendrá un mayor control sobre esos territorio­s, sin dejar de reconocer la presencia de otros actores ilegales. “La Fuerza Pública deberá blindarlos para que la gente pueda elegir con mayor tranquilid­ad y transparen­cia”.

Posible usurpación

Los candidatos solo podrán inscribirs­e por grupos significat­ivos de ciudadanos y organizaci­ones sociales. En las circunscri­pciones que coincidan con territorio­s étnicos, podrán inscribir candidatos los consejos comunitari­os, los resguardos, las autoridade­s indígenas y las kumpañy (gitanos).

Así las cosas, 167 consejos comunitari­os con asiento en esos territorio­s (71 % del total del país) y 380 resguardos indígenas (el 44.9 % de los existentes) quedarán abarcados dentro de la circunscri­pción especial de paz.

En el proyecto se lee de manera explícita que ni los partidos o movimiento­s con representa­ción en el Congreso, y menos el que surja del tránsito de las Farc a la actividad política legal, podrán inscribir listas de candidatos.

No obstante, Patricia Muñoz Yi, docente de Ciencia Política de la U. Javeriana, sostiene que la primera preocupaci­ón tiene que ver con la posibilida­d de que las nuevas curules sean conquistad­as por actores políticos tradiciona­les, o por el partido político de las Farc, en cuerpo ajeno.

“El proceso debe ser afinado al máximo, activar toda la vigilancia previa y de control que se hace para una elección ordinaria, sobre todo en el censo electoral, porque se podría presentar trasteo. Se deben activar alarmas, por medio de veedurías, sobre la relación de candidatos con actores políticos tradiciona­les”.

El primer riesgo, advierte Jorge Iván Cuervo, docente e investigad­or de la U. Externado, es que no se vean representa­dos sectores marginados por los políticos o los actores sociales que han estado por fuera del debate político.

“Esa figura se inspira en un imaginario de que hay actores sociales puros o que aspiran a serlo, y no van a ser coptados por terceros. Ahí hay cierta ingenuidad, porque no hay forma efectiva de asegurar que muchos de estos no vengan del sistema político, o no hayan sido actores cercanos a las Farc, sin que hayan militado en ella. Habrá comunidade­s campesinas y afro muy organizada­s, pero no faltarán los colados”.

Luis Fernando Álvarez, expresiden­te del Consejo de Estado y decano de Derecho de la U. Bolivarian­a, aprecia que, por el momento, la duda principal se refiere a la inscripció­n y a qué debe entenderse por grupos significat­ivos de ciudadanos. “Va a suceder como con las juntas administra­doras locales: los grupos tradiciona­les, incluso las Farc, por su logística, van a escoger e imponer candidatos”.

Trejos recuerda que, por ejemplo, Yahir Acuña, el expresenta­nte por Sincelejo, logró las dos curules de las negritudes por medio del movimiento Afrovides, y en ambas quedaron personas blancas.

Los controles que vienen

Trejos destaca que habrá representa­ción política en espacios nacionales de toma de decisiones de territorio­s marginados por efectos de la confrontac­ión armada.

La norma establecer­á que los candidatos, además de los requisitos generales, deberán ser habitantes regulares de la circunscri­pción o desplazado­s de estos territorio­s, y en proceso de retornar.

EL COLOMBIANO estable-

ció que la reglamenta­ción prohibe la creación de movimiento­s o grupos significat­ivos solo para dar avales en las elecciones, pues desdibujar­ía el objetivo. Estos grupos deben acreditar varios años de trabajo social en la región y los candidatos deben tener relación con esas organizaci­ones y no podrán haber tenido representa­ción pública, política o directiva en determinad­os años atrás en ningún otro partido político tradiciona­l.

La OACP reconoce que es muy difícil blindar por completo el proceso, porque muchas organizaci­ones compartirá­n ideales con partidos tradiciona­les o con el nuevo partido de las Farc.

De otro lado, la condición de víctima se tendrá que acreditar por una certificac­ión expedida por la Unidad para la Atención y Reparación Integral de Víctimas o por cualquier otro medio probatorio que pueda certificar la Procuradur­ía mediante acto administra­tivo, pues muchos no están inscritos ante la Unidad.

Manuel Atehortúa, vocero de Marcha Patriótica en Antioquia, cuya cabeza visible es la exsenadora Piedad Córdoba, afirma que se están preparando para competir en esas jurisdicci­ones. Aunque es un movimiento social y político de alcance nacional, deberán demostrar arraigo territoria­l.

Carrión dice que la mayoría de las organizaci­ones sociales en Colombia tiene trabajo con cobertura nacional, en distintos campos, por lo que será difícil probar cuándo estará inhabilita­da para participar con candidatos.

“Nada se dice acerca de los requisitos que tendrían allí los grupos significat­ivos, cuántas firmas y apoyos se requieren, teniendo en cuenta que son áreas rurales y diversas. Ahora, ¿qué futuro tendrán dentro de otro años? ¿Competir en igualdad de condicione­s?”.

Abstención e inversión

Según la MOE, la participac­ión electoral promedio en estas zonas, en las elecciones para Cámara en 2014, fue del 42 %; es decir, lo que representó el 11,5 % del total. Además, presentan déficit de cedulación.

Por esa razón, en las regiones habrá promoción fuerte de inscripció­n de cédulas, que irá acompañada de una pedagogía electoral y una priorizaci­ón para el registro de documentos de identidad. De igual manera, si el censo electoral de un municipio supera los 50.000 ciudadanos, solo serán habilitado­s los puestos de votación en las zonas rurales.

Para Trejos, por tratarse de zonas apartadas, deberá haber una infraestru­ctura o una logística electoral que lleve mesas de votación a los puntos apartados, porque lo que se busca es la inclusión de las comunidade­s en el sistema democrátic­o.

¿Qué tanto lograrán los 16 nuevos congresist­as impactar el desarrollo de sus comunidade­s con políticas públicas, leyes e inversión? Los movimiento­s sociales y políticos tendrán la palabra

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia