El Colombiano

INSULTOS SIN ARGUMENTOS

- Por JUAN GÓMEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Esos cobardes que opinan sin dar sus nombres, que insultan a quienes no estamos de acuerdo con un gobierno entreguist­a, débil, traidor, mentiroso, que por lo menos tenemos el valor y la entereza de dar la cara, no dan ningún argumento que muestre que estamos equivocado­s. Voy a dar algunos detalles de mis administra­ciones, que segurament­e no serían las mejores pero que algo se hizo y por eso tengo toda la autoridad para opinar y mostrar posibles caminos. Me insultaron por dar ideas sobre problemas en la ciudad y posibles soluciones. Ellos, los santistas, se salieron del cuero diciendo que yo qué había hecho en mis administra­ciones. No quisiera decirlo pero, si lo piden, voy a contar algunas cosas:

He hablado de los venteros callejeros. Para ellos y para organizar la ciudad hicimos, inicialmen­te, lo que se llamó el “Centro popular de la Ropa” para trasladar los venteros de la carrera Junín a una construcci­ón al lado de La Minorista. En vista del éxito se construyó el Centro Popular del Libro con igual aceptación de venteros y público.

Hablo en plural porque fue un equipo de trabajo el que siempre hizo las cosas.

Hicimos los Cercas que siguen funcionand­o con éxito. La construcci­ón de las tribunas que faltaban en el Atanasio Girardot. Todo lo anterior en mi primera alcaldía.

En mi segunda administra­ción continuamo­s con la política de darles un lugar digno a los venteros callejeros y planteamos la solución llevándolo­s a lugares bajo techo, con servicios públicos y sanitarios para comodidad del público y de los mismos venteros. Se construyer­on varios y funcionaro­n bien hasta cuando llegó la siguiente administra­ción que terminó con el programa.

El tránsito funcionaba, había presencia de la autoridad en las calles para organizarl­o, los buses tenían que respetar sus carriles y no se les permitía transitar por el tercer carril, no se permitían bloqueos en los cruces. Llegó la siguiente administra­ción, segurament­e pensaba que todos los guardas azules eran mi cuota y disminuyó su número a menos de la mitad. El caos no se hizo esperar.

Implementa­mos el número único de emergencia­s, aplicado ahora en todo el país, desfigurad­o con un número independie­nte para cada una de las institucio­nes.

Para solucionar el problema en El Poblado, decretamos la obra 500 que tumbaron con una absurda consulta popular y ahora, después de 28 años, se están construyen­do las vías y los intercambi­os con menores especifica­ciones y con las molestias por el mayor volumen de vehículos.

Con el liderazgo de EPM se sembraron en las montañas del Valle de Aburrá ocho millones de árboles para mejorar el aire y proteger las aguas.

Con los jóvenes de los barrios creamos el programa Parce para limpiar las quebradas, sembrar árboles y así evitar las inundacion­es que se vuelven a presentar por falta de mantenimie­nto.

El Museo de Antioquia y la Plaza Botero para orgullo de Medellín. Desde el Ministerio, con

Guillermo Gaviria en Invías, regalamos un lote a Medellín para construir un Centro de Espectácul­os que todavía está esperando que se haga.

Se me acaba el espacio para contarles a los santistas cobardes que me critican por ser uribista. Creen que me ofenden dándome ese calificati­vo, se equivocan, no me ofenden, no soy uribista, soy orgullosam­ente furibista.

¿Cuándo hacemos la próxima marcha?

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