CÓMO TRUMP PERJUDICA AL NEGOCIO DEL ESPIONAJE
El hombre sentado al frente mío había sido un espía para los Estados Unidos por varias décadas. Reclutado por un oficial de la CIA, este hombre, bajo gran riesgo para las vidas de él y su familia, había ofrecido información de inteligencia crítica que formó la base de incontables informes de inteligencia, algunos de los cuales llegaron al President’s Daily Brief.
Nos encontramos porque él me quería contar algo. Con lágrimas en los ojos, explicó que se sintió atraído a trabajar con nosotros por la idea de América -que América representaba justicia y libertad y estaba en contra de tiranía, opresión e injusticia. Dijo que acordó divulgar secretos críticos sobre líderes de su gobierno y las capacidades de su país -no porque la agencia tuviera material comprometedor sobre él (no lo tenía) ni por dinero (le pagaron pero no mucho), sino porque creía en los Estados Unidos.
La historia de este hombre no es única. Muchas personas acuerdan convertirse en espías para la CIA porque ven una marcada diferencia entre nuestros ideales y los regímenes represivos y brutales de sus propios países.
Recientemente un amigo me contó sobre uno de sus mejores reclutas, un miembro de una organización terrorista. Esta persona estaba cautivada por la posibilidad de que después de que pasaran sus días espiando a terroristas, tal vez pudiera irse para los Estados Unidos y perseguir el sueño americano. Él también veía a los Estados Unidos como un país que acogía a los desposeídos y oprimidos, no como sus opresores, y que ofrecía a todos la oportunidad de tener éxito.
Ambos hombres idealizaron a América, y sin duda los oficiales de la CIA que los reclutaron se aprovecharon de su algo exagerada imagen de este país. Pero esa imagen de los Estados Unidos como ‘la última buena esperanza del planeta’ proclamada por nuestros líderes durante décadas, es una herramienta de reclutamiento bastante efectiva.
Me acuerdo de estos reclutas, y muchos otros como ellos, cuando escucho a la administración Trump halagar a los autócratas, cuando trata de cerrar nuestras fronteras a refugiados de países destrozados por la guerra y cuando el secretario de Estado, Rex Tillerson, proclama que los Estados Unidos deberían desenfatizar a los derechos humanos.
Este alejamiento de décadas de política exterior bipartidista es criticado por ignorar el papel crítico que desempeña la “idea americana” en la promoción de nuestros intereses en el extranjero, sobre todo cuando viene directamente del presidente y del secretario de Estado.
Pero elogiar a los autócratas, rechazar a los refugiados y degradar los derechos humanos -así como informes que indican que el Sr. Trump reveló inteligencia altamente clasificada a los rusos- también tiene un impacto más directo, palpable y sin duda negativo sobre nuestra seguridad nacional. Manchar la idea de que Estados Unidos representa algo bueno y único hace más difícil para la CIA reclutar a espías. La mejor flecha en la aljaba de la CIA -la flecha que ha llevado a innumerables reclutas de alta calidad a firmar a lo largo de los años- no será tan afilada.
Nadie puede decir cuántos posibles espias decidirán que trabajar para los Estados Unidos no vale la pena. Pero el rechazo de la idea americana por parte de la administración seguramente significará que algunos dirán que no. Y eso significa que la inteligencia que podría haber sido recolectada en años venideros se perderá.
Eso perjudicará a nuestra seguridad nacional. La inteligencia recolectada por medio de fuentes humanas es distinta y poderosa. Frecuentemente es la única forma de obtener información crítica sobre planes, intenciones, motivaciones y temores. Activos humanos pueden obtener información específica para responder a preguntas claves de inteligencia que plantean los legisladores.
Y mientras todo activo humano es valioso, aquellos que se apuntan porque se ven motivados por ideología, y no dinero o temor de compromiso, están entre los mejores. Para ser seguro, los oficiales de la CIA seguirán reclutando espías con agallas, ingenio y perseverancia. Pero Trump y Tillerson están haciendo más difícil su trabajo
Elogiar a los autócratas, rechazar a los refugiados y degradar los derechos humanos, tiene un impacto directo, palpable y sin duda negativo sobre nuestra seguridad nacional.