LAS MÁQUINAS SE COMUNICAN
Pensar en que las máquinas podrían comunicarse entre ellas, hace algunos años, era realmente algo de ciencia ficción. Pero la denominada Cuarta Revolución Industrial ha llegado para que- darse y empresas que no entren en esta lógica seguramente perderán competitividad. Es seguro, que quienes no adopten estas tendencias serán menos eficientes y muy seguramente seguirán en el discurso de solicitud permanente de subsidios y barreras que les ayuden a ser competitivos. Le haría mucho bien al desarrollo productivo del país clamar por más ciencia y tecnología, por más incorporación digital que apoyos estatales temporales que no brindan nuevas capacidades ni sofisticación en nuestra producción.
La primera revolución industrial se dio entre finales del año 1700 y principios de 1.800 con el invento de la primera máquina de vapor y la mecanización de los telares. Hacia finales de 1800 ocurre la segunda con la creación de la bombilla, el automóvil, la radio, los primeros sistemas eléctricos y el nacimiento de la industria química. Hacia 1960 llegan los primeros computadores perso- nales y en 1990 uno de los grandes inventos de la historia, el internet, para dar un gran salto a la tercera Revolución Industrial complementado con la microelectrónica y las TIC.
Hoy día, cada vez con mayor fuerza las llamadas fábricas 4.0 están cambiando la lógica de producción, con grupos de robots en serie que trabajan en una línea de producción conectados entre sí a través del internet de las cosas. Lo anterior para tener altas productividades y grandes eficiencias de operación los 365 días del año. A la par el funcionamiento de la operación es de una coordinación pasmosa. Se generan datos en tiempo real que permiten, a otras máquinas, como las impresoras 3D, imprimir piezas en el momento que el robot dé la señal de que está terminando de ensamblar otra pieza en la línea de producción. Hecho esto, a los pocos segundos llega una nueva señal, pero esta vez, a la bodega de inventarios, para que se despache en un vehículo autónomo: la pieza que hace falta para acabar de ensamblar el componente que estamos fabricando. Todo esto, probablemente, con un operario detrás de un computador verificando que todo esté correcto.
La cuarta revolución industrial, más que una amenaza, es una gran oportunidad para que nuestras empresas sean más competitivas, para entender que a la producción industrial le llegó la hora de incorporar tecnologías digitales que den velocidad y precisión a los procesos productivos. Pero también para hacer un llamado al sistema educativo para que entienda estas nuevas tecnologías y pueda formar los empleados que necesita el sector productivo. En nuestra encuesta de Opinión Industrial de 2016 cuando se les preguntó por 4ª revolución industrial, el 56 % la conocía, solo el 25 % de las empresas la estaban adoptando y el 71 % consideró que antes de 5 años su negocio estará digitalizado. Si esta última respuesta se cumple, la realidad es que es una gran noticia para el país, que las empresas estén fuertemente decididas a emprender e incorporar procesos digitales que ayuden a sofisticar la producción empresarial. Ojalá no lleguemos tarde a esta fiesta tecnológica.
P.d: El 24 y 25 de mayo en Plaza Mayor se reunirán expertos digitales en la materia para discutir las tendencias de transformación digital en una economía de cadenas globales. Foro liderado por la Andi
Le haría mucho bien al desarrollo productivo del país clamar por más ciencia y tecnología, por más incorporación digital.