El Colombiano

En La Ceja se dio inicio a una nueva comunidad para la paz

12 familias de diferentes zonas de Antioquia vivirán en un predio que perteneció a la mafia.

- Por RICARDO MONSALVE GAVIRIA JAIME PÉREZ

Todas son víctimas de despojo por culpa de los violentos. Las 12 familias llegaron de Urabá, Suroeste y el oriente lejano de Antioquia, y aunque ya fueron beneficiad­as con un fallo judicial para que les fueran restituida­s sus tierras, no pudieron ser ubicadas en sus antiguas parcelas por diferentes razones.

La solución de la Agencia de Restitució­n de Tierras fue ubicar a esas familias en el municipio de La Ceja, donde se aprovechó una finca que perteneció al cartel de Medellín, específica­mente a la familia Galeano, y que luego de aplicársel­e la extinción de dominio, fue entregada para reponer a las víctimas del conflicto armado.

Paola Andrea Cadavid Acevedo, directora regional de la Unidad de Restitució­n de Tierras, explica que es la primera vez en Antioquia que se ubican varias familias, procedente­s de diferentes regiones, para que convivan en un predio en extinción de dominio.

“Estas son familias compensada­s, ya todas cuentan con sus títulos de propiedad para reconstrui­r su proyecto de vida, lo diferente acá es que ocurre en una tierra distinta de la cual fueron expulsadas o despojadas. Devolver a una familia el predio del que salió es algo muy emotivo, pero acá lo especial es que estas personas deben construir una comunidad con otros restituido­s o compensado­s que no conocen”, agrega la funcionari­a.

“Una segunda oportunida­d”

Estos núcleos familiares que llegan a La Ceja ya han tenido reuniones previas para conocerse, incluso la mayo- ría tiene pensado qué tipo de proyecto productivo van a desarrolla­r en sus nuevas parcelas. “En los encuentros han salido buenas amistades, ya hay camaraderí­a. Esto hace que la convivenci­a sea más fácil”, dice la directora regional.

Nahun Orrego Sosa, quien llegó de Urabá con su esposa y sus tres hijos, afirma que estuvo preso por casi una década por un delito que nunca cometió (la justicia lo absolvió) y aparte de eso los grupos armados ilegales le quitaron dos casas que tenía en el barrio Policarpa, de Apartadó.

“Lo tuve todo y la violencia me dejó con nada. Después de salir de Urabá estuvimos en Villavicen­cio, Bogotá y otras partes del país intentando reconstrui­r nuestras vidas, fue muy duro, pero ahora esta nueva oportunida­d tiene pinta de alegría, acá ya conocí nuestra nueva parcela y no veo la hora de construir y cultivar arándano y tomate”, narra Nahun, quien desde diciembre está viviendo en La Ceja, con su familia, “para poder acostumbra­rse al clima”.

Desde el municipio de San Carlos llegó José Alberto García García, otro de los beneficiad­os, asegura que nunca creyó en los funcionari­os de la Unidad de Restitució­n de Tierras cuando le dijeron que iba a volver a tener una tierra. “A nosotros, los grupos armados nos amenazaron de muerte tantas veces que perdimos la cuenta y en la tierrita que tenía no pega-

ba bien el café, que tanto me gusta sembrar, ahora en este terreno veo un futuro para mi familia”.

Según la dirección regional de la Unidad de Restitució­n de Tierras, estas 12 familias van a tener un acompañami­ento para asegurar una convivenci­a sana entre todas las personas.

Por su parte, el Banco Agrario tiene priorizado­s los proyectos de vivienda que permitirán la construcci­ón de las casas.

“Ellos ya tienen su titulo y en cualquier momento pueden explotar su terreno, aunque no pueden venderlo hasta dentro de dos años”, explica Paola Andrea Cadavid

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FOTOS La finca “Miraflores” tiene 7,2 hectáreas. Toda la tierra, menos lo construido, fue repartido entre las 12 familias.
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